A disfrutar de fotos...

Mi prima -y sin embargo amiga- Marisol es autora de una galería en Fotonatura, que la tengo yo vivamente recomendaba entre otros enlaces de arte, en la columna de la derecha del blog.

Como últimamente mis quehaceres profesionales y algunos no profesionales no me dejan ni tiempo para escribir mucho, al menos os voy a dejar unas imágenes para disfrutar.

Aprovechando que ella está entretenida ahora con asuntillos (se ha casado, se ha ido de viaje al otro extremo del planeta, en fin, cosas así...) y no está cerca para cobrarme derechos de autor, le he saqueado su galería y me he copiado aquí unas cuantas imágenes.

Aunque no todas, la mayor parte de las fotografías proceden de un pedazo de viaje que se metió por Sudáfrica.

¡Ah! Y la niña es autodidacta. Yo no entiendo de técnica fotográfica -aunque me encantaría- pero de belleza sí entiendo algo, y tiene buen ojo para encontrar la imagen y capturarla. Algunas, por cierto, han sido seleccionadas para el catálogo de viajes de Catai de esta temporada.

Ésta la titula Pájaro colorista y está tomada en Parque Kruger, en la reserva privada de Sabi Sabi (Mpumalanga, Sudáfrica):
Me estás enfadando es el título de la foto de esta linda gatita, también en Sabi Sabi:

Amanece, que no es poco:

Aquí, entreteniéndonos un poco:

Un, dos, tres... a beber:
Hoy también amanece:
¿Así salgo guapo?, titula Marisol la imagen de este búfalo, con un pájaro encima, en Sabi Sabi:
El paseíllo:
Texturas africanas:

De repente, un avestruz... junto al mar:

Que no llego...:
Aquí, comiendo unas flores:
Decadencia dorada:
Pequeños momentos:
Sabiduría:
Vivir:
(Fotografías: Marisol Nieto).

¿El cine, la inteligencia y el humor no son rentables?

Alegando motivos económicos, la Cadena Ser prescindió hace unos meses de su emblemático programa El cine de Lo que yo te diga, después de veinte años de emisión.

Lo que yo te diga es un grupo de periodistas que abordaba la información con humor y que intervino en distintos programas de radio desde la década de los ochenta.

A partir de 1989 se hizo cargo del espacio El cine de Lo que yo te diga donde, cada semana, Carlos López-Tapia, Antonio Martínez, Elio Castro, Juan Zabala y Diana Pérez (antes fue María Guerra), con la participación de la actriz Gloria Núñez y el respaldo de las documentalistas Marisa Bas y Ana Ferreiro, nos daban cuenta de los estrenos cinematográficos con una visión profesional, pero repleta de humor y amenidad.

Cómo olvidar las crónicas de Raimundo Hollywood desde Los Ángeles, o la forma en que conseguían ingeniosamente que –sin imágenes- visualizáramos el Álbum de las estrellas, los gags con los que ilustraban algunas noticias de cine… o la crítica, de la que se encargaba un jovencito psicópata, Teófilo el Necrófilo, al que visitaba un supuesto reportero, Antonio Lavirgen, para recabar su opinión y puntuación sobre los filmes en cartelera. El cine..., además, cubrió cada año mejor que nadie las entregas de los Goya y de los Óscar y los más prestigiosos Festivales Internacionales.

Era un programa de culto, con unos seguidores muy fieles, que se emitía semanalmente los sábados por la tarde a las 17 h. y se repetía luego la madrugada del sábado al domingo a las 3 h.

Al menos continuamos teniéndolos en su web Loqueyotediga.net, pero la supresión del programa radiofónico, el pasado mes de abril, fue una triste noticia para quienes amamos la radio, el cine, la inteligencia y el sentido del humor.

Espero que alguna otra cadena de radio tenga la habilidad de hacer hueco en su programación a un espacio entretenido y de calidad que no debería desaparecer definitivamente.

Punto y seguido

Cuando me dijeron que aquella noche podía haber muerto y sentí que no me rebelaba profundamente contra esa simple idea, supe que en realidad ya estaba muerto antes. Que el universo de mis asideros vitales se había caído hacía tiempo hecho añicos y yo permanecía sentado entre las ruinas sin ponerme en pie.

Pero esa certeza no me llevó a extender resignadamente el certificado de defunción. También en ese momento estuve seguro, completamente seguro, de que -aunque no supiese aún cómo- en cuanto saliera del hospital empezaría a cambiar algo importante. Me conjuraría para volver a estar vivo.

Como una hormiga, más lentamente de lo que hubiera querido, laboriosamente, fui recobrando pulso y ganando espacios. Y, en particular, estos dos últimos años han sido vitales, intensos, con muchas vivencias –amores, amistades, viajes, experiencias…- totalmente inolvidables, atesoradas ya para siempre en mi corazón.

Siempre estaba convencido de que la mejor etapa de mi existencia había sido la de la juventud y la Universidad, y así lo repetía. Ahora añado: por ahora, y no descarto que la mejor etapa quizá esté por llegar, ¿quién sabe?

Pienso seguir cogiendo el toro por los cuernos cuando toque, pero también pienso seguir dejando que de vez en cuando la vida me sorprenda.

He aprendido que casi siempre me arrepentí más de lo que no hice que de lo que hice. Así que ahora a menudo me peleo con mis inseguridades, con mis miedos, y asumo muchos más riesgos.

He aprobado la asignatura de saborear con más intensidad cada momento, hasta un grado del que ­-por lo que veo a mi alrededor- muy poca gente es capaz. Y es que cada instante es irrepetible. Y nunca sabes cuándo te va a cambiar la vida radicalmente, o cuando te estás despidiendo de algo concreto, o incluso de todas las cosas.

Ahora me siento vivo. Llego hasta aquí con las cicatrices de los desengaños, de ese escepticismo que se mezcla con una terca esperanza. Pero, porque me da la gana, camino con alegría, con ilusión, con ideas, con imaginación... Y tengo la suerte de contar con personas que me quieren y a las que quiero mucho, todo un privilegio. A veces salen al paso la tristeza, el dolor o las preocupaciones, claro, pero también eso es consecuencia de lo mismo: del irrenunciable vértigo de vivir.

Donde pongo la vida pongo el fuego
de mi pasión volcada y sin salida.

Donde tengo el amor, toco la herida.

Donde pongo la fe, me pongo en juego.
Pongo en juego mi vida, y pierdo, y luego
vuelvo a empezar, sin vida, otra partida.

Perdida la de ayer, la de hoy perdida,
no me doy por vencido, y sigo, y juego
lo que me queda: un resto de esperanza.
Al siempre va. Mantengo mi postura.
Si sale nunca, la esperanza es muerte.
Si sale amor, la primavera avanza.
-Ángel González-


(Hoy, 9 de julio, es mi cumpleaños).