La Protectora de Animales de Cáceres, de la que es socia una amiga mía, venía haciéndose cargo,
desde hace doce años, de la Perrera Municipal de esa ciudad. Su trabajo al
frente de la misma ha sido ejemplar, porque implantó un modelo de gestión que
nada tiene que ver con el que, por desgracia, es usual aún en no pocas perreras:
limitarse a dar un plazo para reclamar al animal abandonado y, transcurrido el
mismo, sacrificarlo.
La asociación ha logrado entregar en adopción en este tiempo
a casi 5.000 animales, relegando la eutanasia a casos muy excepcionales. Consiguió
que el servicio de recogida de ejemplares abandonados y la posterior atención y cuidado de los
mismos funcionara los 365 días del año. Convirtió la perrera en un lugar limpio
y presentable, donde los animales eran tratados no sólo con dignidad, sino con el
cariño de decenas de voluntarios. Los centros educativos visitaban las
instalaciones y muchas personas colaboraban en sacar a pasear a los perros, en
lugar de mantenerles encerrados de forma permanente.
Este año la Protectora ha atravesado serias dificultades a causa
de la deuda que el Ayuntamiento cacereño mantenía con la misma. Aun así, siguió prestando el servicio, haciéndose cargo de todos los gastos que conlleva, pero
obviamente las cuotas de los socios no pueden cubrir indefinidamente el compromiso económico
que el consistorio asumió en su día.
De esta forma, la asociación se vio obligada a denunciar el
convenio suscrito con el Ayuntamiento, para que no se produjera su prórroga
automática, ante la imposibilidad de seguir manteniendo a sus exclusivas expensas
este servicio. Se trataba de dar un toque de atención para que la administración
local de Cáceres cumpliera su parte del acuerdo. Y también de dar una
oportunidad a la renegociación de condiciones si se consideraba conveniente.
Pero el equipo de gobierno municipal, en lugar de atender su
obligación de pago o de negociar un nuevo convenio con la Protectora, reaccionó
con lo que a mí me parece una rabieta y adoptó una postura autosuficiente. Parecía querer demostrar
que no necesitaba a esa asociación que había osado reclamarle
sencillamente que cumpliera su compromiso.
La Protectora tuvo que conocer por una noticia en los medios
informativos que el Ayuntamiento había acordado prescindir de su gestión en la
Perrera. Las autoridades cacereñas anunciaron que la misma se iba a asignar para
el próximo año a la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Extremadura.
Enseguida surgieron las dudas de que ese centro educativo pudiera
dar cobertura completa al servicio que venía manteniéndose en la Perrera y, en
efecto, ante la reacción popular y el interés mediático, el Decano aclaró, en declaraciones a los
medios locales, que la Facultad sólo podía comprometerse a prestar asistencia
clínica, pero ninguna otra atención.
Es decir que, a fecha de hoy, se mantiene la incertidumbre de qué pasará con la gestión de la Perrera, con la recogida de animales abandonados y con el cuidado de los que están actualmente en la misma. El Ayuntamiento sigue sin dar su brazo a torcer.
Es decir que, a fecha de hoy, se mantiene la incertidumbre de qué pasará con la gestión de la Perrera, con la recogida de animales abandonados y con el cuidado de los que están actualmente en la misma. El Ayuntamiento sigue sin dar su brazo a torcer.
En apenas unos días, más de 8.000 firmas han apoyado que
la Asociacion Cacereña para la Proteccion y Defensa de los Animales vuelva a gestionar el servicio y para el día 31 está convocada
una concentración en la Plaza Mayor de Cáceres con el mismo objetivo.
Han sido numerosísimas las muestras de adhesión y apoyo que ha
recibido la Protectora en estos días. Por elegir sólo una, quiero destacar un testimonio que
me impresionó: el de María Luisa, una persona con fibromialgia. Dice que llegó
a tocar fondo y a cuestionarse todo, a no querer vivir. Y cuenta la suerte que
supuso conocer la Protectora de Animales de Cáceres: “Me está cambiando la vida (…). Voy casi cada día a pasear a los
perritos que gente sin corazón ni conciencia deja un buen día maltrechos o
abandonados (…). Por primera vez en mucho tiempo tengo ilusión por la vida, por
levantarme temprano, por caminar hasta allí y darle movimientos a mis
atrofiados músculos, por primera vez en muchos años me siento en el lugar
adecuado en el momento preciso, para ser de utilidad. Mi gran sorpresa es el cambio que voy experimentando: tengo ilusión por
las mañanas, camino largos recorridos, cuando antes me pasaba las semanas
metida en una cama y el camino más largo que hacía era de la habitación a la
cocina, estoy perdiendo peso de forma natural, combatiendo la obesidad y los
problemas de salud que también se derivaban de ahí, mis músculos están tonificándose,
tengo sensibilidad en las manos, ya que antes se me caían las cosas, estoy
superando las soledad que me sumía en una gran depresión, problemas emocionales
(…) Y éste es sólo mi caso, imagino que habrá más. Y todo esto con sólo pasear
a perritos y ayudar a sociabilizarlos para una mejor adopción después. Qué sencillas
pueden ser a veces las soluciones. Un día estaban dado las gracias al personal
de la Protectora, en primer lugar por la paciencia que tienen con la puerta de
entrada, que es un sin descanso, sonando a todas horas, y ellos con una sonrisa
breve porque la velocidad a la que trabajan es tremenda - ¡jamás vi trabajar
sin descanso como lo hacen ellos y con pasión!-, cuando me dijeron, entre
labores, que probablemente sólo estuvieran hasta primero de año (...). quedé
que me costó tragar saliva”.
Esta voluntaria hace un llamamiento a la alcaldesa de la ciudad, Elena Nevado: “Tú puedes evitarlo. No sólo son perros que no conoces, somos seres
humanos que estamos detrás, con nuestro trabajo de superación día a día, unos
de una forma y otros de otra. Por favor, no LOS dejes en desamparo, no NOS dejes en desamparo.
Gracias a los perritos de la Protectora de Cáceres. Gracias a la Protectora por
permitirme entrar a cualquier hora en sus instalaciones sin condicionamientos y
siempre con una sonrisa y un agradecimiento. Las gracias las tengo que dar yo
por no haber sacrificado a esos perritos que han influido tan positivamente
en mi salud”.
Sería conveniente que se impusiera la sensatez: que el
equipo de gobierno municipal de Cáceres recuperase el diálogo con la
Protectora, que sentaran las bases de un nuevo convenio y se mantuviera un modelo de
gestión verdaderamente digno de aplauso, por no limitarse a buscar la eficacia
sino también trabajar desde la ética. Los animales no tienen la culpa de esta
situación, ni deben padecer las consecuencias de tiras y aflojas económicos o
de pulsos políticos.
A quienes deseen apoyar que la Protectora de Animales de Cáceres continúe
con su labor al frente de la perrera municipal, les animo a firmar aquí.
Más información:
- Diario Hoy, 21.12.11
- Diario Hoy, 21.12.11