Nosotros, todos los demás


Ustedes y yo, para defender aquello en lo que creemos, aquello a lo que aspiramos, hemos votado, hemos opinado, hemos escrito o hablado, tal vez hemos hecho huelga, o nos hemos manifestado... Siempre hemos utilizado como única arma la palabra. A menudo los políticos nos han ignorado y lo seguirán haciendo. Es probable que no consigamos nunca muchos de nuestros sueños. Pero no hemos convertido en una pesadilla la vida de nadie.

Ustedes y yo no hemos pegado un tiro en la nuca a un chaval de veintitantos años por pensar diferente a nosotros, por haber sido elegido por su pueblo para representarle. Ustedes y yo no hemos enterrado vivo durante meses a nadie en un zulo. Ustedes y yo no hemos puesto ninguna bomba debajo de un coche, ni en unos grandes almacenes, ni en un aeropuerto. No hemos amputado piernas ni brazos. No hemos chantajeado ni amenazado a empresas o a familias. Porque sabemos que no todo vale, porque hay principios elementales que siempre tuvimos claros.

Ustedes y yo no nos sentaremos dentro de unos meses en el parlamento tras haber ganado notoriedad sembrando durante años el miedo y el odio. 

Ustedes y yo no seremos hoy portada de ningún medio informativo. Ustedes y yo ayer no emitimos ningún comunicado diciendo que vamos a dejar de matar. Porque nunca hemos matado a nadie y no lo haremos.

Ustedes y yo no hemos exigido que los gobiernos de dos países se sienten a negociar con nosotros. Ustedes y yo ayer no enaltecíamos a asesinos ni a delincuentes encarcelados, porque en ese momento estábamos acordándonos de las víctimas, de todas y cada una de esas personas cuya muerte nos dolió, las que nos empujaron a salir a la calle a exigir su libertad, ésas a las que nadie podrá devolver la vida del ser querido, o los días de cautiverio sufridos, o la integridad física perdida, a las que nadie podrá quitar el dolor, las secuelas, las heridas del cuerpo y del alma. Estábamos pensando en los millares de personas para las que el nauseabundo comunicado de unos miserables llega ya irremediablemente tarde.

Lo siento, pero no me uno a la fiesta. No voy a dar las gracias a ningún verdugo por perdonarnos la vida.

12 comentarios:

La Presi dijo...

¡Chapó!

Maribel dijo...

Hacía mucho que no pasaba por aquí. Hoy me alegra haberlo hecho. Estoy de acuerdo contigo de la A a la Z.
Un beso

ESPERANZA dijo...

Estamos en sintonia, sin duda, yo he colgado en mi blog un post sobre el mismo tema. Me ha gustado mucho tu enfoque.

Un abrazo, compañero.

maría dijo...

Carlos, cuanto tiempo sin pasar por aquí, que me parecen casi años, y me encuentro con una entrada, que me identifico totalmente con ella, y encima que colapse todos los medios de comunicación y los intereses de muchas personas. Haciéndonos creer que nos vamos a sentir identificados y solidarizados hablando del tema: me niego, yo creo que ya sus días se hablo de cosas, que a todos nos gustaría no haber hablado.

También lo digo muy alto y claro: YO TAMPOCO ME UNO A LA FIESTA.

Encantada de volver a pasar por aquí, saludarte, espero que todo bien, y un placer como siempre.

beso

A. Vara dijo...

Cómo no, de acuerdo contigo. No hay nada que celebrar.
Yo no consiento que esos cabrones me perdonen la vida, nos perdonen la vida.
No se arrepienten, no pretenden asumir su responsabilidad, no se rinden.

Ahora es cuando habría que golpearles más y más duro con la ley.

Yo tampoco me uno a la fiesta.

lonely_ dijo...

Yo tampoco me uno a la fiesta.

Bernardo Rivero dijo...

He tenido que soportar toda mi vida (tengo 45) los crímenes de ETA y ahora anuncian, con su lenguaje falso, el fin definitivo de la "lucha armada". No es más que un cambio de estrategia (ahora ahogados de verdad por todos los frentes) para intentar resolver por la vía de la negociación el "conflicto" que ellos se han inventado.

Deberían haber defendido en democracia sus mediocres ideas con su voz (difícilmente asumibles pero respetables, allá cada cual con sus ideas) pero tanto sufrimiento y tanta sangre, durante varias décadas, no tiene nombre y resulta imposible de comprender.

En fin, han montado su teatro para legitimar su comunicado de abandono de la violencia(¡qué mediocridad tomar como modelo el caso irlandés, tan diferente!).

Todo sigue, sin embargo, contaminado, porque la espesa niebla del miedo será difícil de disipar. Y es que perdurará el temor de no satisfacer las aspiraciones políticas de la llamada izquierda abertzale y que, por tanto, vuelva el terror bajo unas nuevas siglas.

Saludos.

Josele Sánchez dijo...

Si no fueraporque podría ser acusado de plagio firmaría con mi nombre este artículo. Es difícil decir más y mejor y con menos palabras esto que suscribe Carlos Galán. Y además sabe escribir de manera magistral lo que muchos otros pensamos. (Josele Sánchez)

Jose Manuel Solera dijo...

Amén

TortugaBoba dijo...

Qué bueno volver a leerte, de verdad.
Añadiría: "y encima se ríen los cabrones", que diría Murillo.
Beso.

antonio dijo...

¿Por qué "nauseabundo" el comunicado? Es una buena noticia que dejen de matar. Nauseabundos serían los anteriores reivindicando atentados.

Carlos J. Galán dijo...

Gracias a todos los comentarios coincidentes. Me alegro de no ser el único que piensa así. Como decía el filósofo José Antonio Marina, no hay que perder de vista que no han hecho algo bueno, sino que han dejado de hacer algo malo.

Pero sí doy una contestación al comentario de Antonio. A mí me parece nauseabundo el comunicado porque justifica el terrorismo. Plantea la paradoja terrible de que "la lucha armada" (o sea, los crímenes) han sido necesarios para llegar a la actual situación política (o sea ¿para dejar de cometer crímenes?). No hay ni el más remoto rastro de arrepentimiento o de reflexión moral. Siguen creyendo que matar a quien no piensa igual es admisible y simplemente dejan de hacerlo por motivos estratégicos, porque en este momento no lo consideran oportuno o necesario, pero ni hacen autocrítica ni marcan distancia moral. Por tanto, si en algún momento volvieran a considerarlo conveniente, pues ya sabemos... Para ellos no hay una barrera moral. Dejan claro que no aceptan la democracia y la convivencia pacífica por convicción sino circunstancialmente por conveniencia. Y, encima, reivindican a los asesinos muertos o encarcelados y no tienen ni una sola palabra para las víctimas.