Este jueves día 24 de noviembre intervendré, junto con otros compañeros/as, en el acto de presentación de la asociación Solidaridad Hispano-Argentina.
Creo que mucha gente tiene aquí la idea de que la República Argentina no es un país pobre. Y están totalmente en lo cierto. Con lo que produce, podría alimentarse sin duda a muchas más personas de las que lo habitan. Pero sí es un país con gente empobrecida, un país con enormes desigualdades sociales.
Hace algún tiempo, un grupo de amigos que habíamos viajado a Argentina en distintos momentos, poníamos en común nuestras vivencias, sobre todo en lo que se refiere a esa otra cara de la realidad, la que no conocen los turistas. Cada uno de nosotros había visitado, a través de contactos con voluntarios y activistas de allí, un barrio marginal diferente y los tres habíamos visto lo mismo: miles de personas habitando infravivivendas construidas sobre asentamientos ilegales, población desempleada, sin servicios elementales, y niños con desnutrición, con el horizonte de acabar atrapados en las redes de la droga (el paco), de la desescolarizacion, del trabajo infantil o de la delincuencia. Los tres habíamos regresado impactados por aquella experiencia.
Según un informe de la CEPAL y Unicef, tres de cada diez niños argentinos viven en la pobreza. Y, de ellos, uno en situación de pobreza extrema.Que en un país como Argentina, que podría ser la despensa del mundo, haya niños que mueren de hambre, es una trágica paradoja y una auténtica vergüenza.
Según un informe de la CEPAL y Unicef, tres de cada diez niños argentinos viven en la pobreza. Y, de ellos, uno en situación de pobreza extrema.Que en un país como Argentina, que podría ser la despensa del mundo, haya niños que mueren de hambre, es una trágica paradoja y una auténtica vergüenza.
Pero también habíamos conocido algo positivo en aquellos lugares: voluntarios de asociaciones, grupos alternativos, sindicatos, confesiones religiosas, particulares, etc., que ponían todo su esfuerzo y dedicación personal en desarrollar y mantener, en aquellos lugares llenos de miseria, iniciativas esperanzadoras: comedores comunitarios para niños, cooperativas de trabajo, proyectos formativos...
Los tres decidimos desde ese momento tener algo más en común: no quedarnos de brazos cruzados. Y de esa voluntad, y unidos a otras personas que se han ido sumando a ese impulso, ha nacido esta modesta asociación.
El jueves, en el Bar Restaurante argentino Zaravencia, de Madrid, calle Fernán González núm. 37, a partir de las 19 horas, os lo contamos, en el acto de presentación pública de esta iniciativa de cooperación.
Me encantaría que os animarais y que nos viéramos por allí. Os esperamos.