El vampiro de los pobres

El triatoma infestans, al que los bolivianos y argentinos, entre otros, conocen como vinchuca, es un insecto de color pardo que, de adulto, alcanza unos dos centímetros y que habita fundamentalmente en el Cono Sur del continente americano.

Es una chinche hematófaga: para desarrollarse, se alimenta de la sangre del hombre y de otros animales. Tiene unos hábitos muy parecidos a los de la cucaracha a la hora de elegir su hábitat y buscar refugios. Durante las horas diurnas, la vinchuca permanece escondida y por la noche es cuando sale de su escondite y se alimenta. Cae sobre el cuerpo de su víctima, aprovechando que generalmente estará dormida, y le inocula una sustancia anestesiante. Después, absorbe durante largo rato –aseguran que incluso veinte minutos- toda la sangre que necesita hasta saciarse. Y, cuando está harta, frecuentemente, defeca allí mismo antes de regresar lentamente a su guarida.

En esas heces del insecto habita un parásito, el trypanosoma cruzi. Si la víctima de la vinchuca, como es habitual, se rasca consciente o inconscientemente su picadura, en numerosas ocasiones se estará inoculando ese parásito.

El tripanosoma viaja por el torrente sanguíneo hasta encontrar alojamiento en tejidos musculares o nerviosos. Durante años, a veces décadas, la presencia del microscópico invasor puede ser asintómatica: la persona infectada no será consciente de que lo tiene dentro. Pero cuando se afinca en las células del esófago, del colon, de los nervios, del cerebro, del corazón… se reproduce y forma colonias que agrandan los órganos, que los necrosan o que los obturan, pudiendo causar importantes trastornos o, cuando son órganos vitales, la muerte. Una muerte repentina de alguien que ni siquiera parecía estar enfermo. Esta enfermedad es conocida como el mal de Chagas, por el médico brasileño que lo descubrió.

El mal de Chagas afecta principalmente a los sectores más pobres de las sociedades iberoamericanas, a quienes habitan en infraviviendas, cuyas precarias características constructivas e higiénicas propician la presencia habitual de vinchucas.

Los expertos calculan que 25 millones de personas pueden estar afectadas por el mal de Chagas. Y que esta enfermedad es culpable de unas 50.000 muertes cada año. Las estadísticas son, sin embargo, poco fiables, por las peculiaridades de la enfermedad y por las personas a las que afecta. En muchas ocasiones la infección pasa desapercibida durante largo tiempo. Y las causas de muchas muertes de indígenas por insuficiencias cardiacas no llegarán nunca a ser correctamente diagnosticadas.

¿Ustedes conocían el mal de Chagas? He preguntado a gente cercana y absolutamente nadie había oído hablar de esta enfermedad. (Bueno, una sí, que apenas comencé a describir la vinchuca enseguida me dijo: “el mal de Chagas”. Pero créanme que la Portentillo no cuenta: es un caso único que deformaría la estadística). Por descontado, yo no tenía ni la más vaga idea de la existencia del mal de Chagas hasta que oí una entrevista en la cadena Ser que despertó mi curiosidad y realmente me impresionó.

¿Y esto no les da que pensar? 25 millones de afectados, más de un centenar de muertos cada día... ¿y nunca hemos oído siquiera hablar del mal de Chagas?

Compárenlo ahora con el montaje, alarmista y posiblemente interesado, en torno a la gripe A, una enfermedad comparativamente leve. Desde su aparición, 13.000 muertes en todo el mundo (unas 230 en España). Sólo nuestro país compró nada menos que treinta y siete millones de dosis de vacunas, gastando unos doscientos setenta millones de euros. A eso súmenle el coste de estudios, campañas de prevención (por calificarles ingenuamente con la denominación oficial), programas, etc. Decididamente, vivimos en un mundo donde nos manipulan a través de la información, donde hay intereses muy poderosos e influyentes y donde hay víctimas de primera y de última.

Con todo lo que se ha creado en torno a la gripe A, los laboratorios del mundo se han embolsado miles de millones de euros. Con el mal de Chagas, con ese silencioso genocidio, con esta especie de SIDA de los pobres, todos miran para otro lado… ¿por qué investigar, por qué fabricar fármacos para quiénes no pueden pagarlos?



Pilar Mateo es una científica valenciana. Su padre era propietario de una empresa de pinturas y ella se licenció en Ciencias Químicas y se dedicó a la investigación en ese campo. Esta española comenzó, a partir de su tesis doctoral, a investigar sobre la posibilidad de una pintura insecticida.

Los insecticidas convencionales tienen efectos muy limitados en el tiempo, pero ella acabó dando con la fórmula para fabricar una pintura con microcápsulas de insecticida cuyo efecto duraba dos años.

La doctora Pilar Mateo posiblemente podría haberse hecho muy rica con su patente, para combatir en todo el mundo las cucarachas, las chinches… Pero se cruzó en su camino Cleto Cáceres, un médico boliviano que había visto como el mal de Chagas afectaba a los indígenas y que había venido becado a Valencia para hacer un máster:

- Mi pueblo se muere –le comenzó diciendo.

Pilar Mateo consiguió un convenio con la Generalitat valenciana y con el gobierno boliviano para suministrar su pintura a precio de costo y se fue a poner personalmente en marcha un programa destinado a pintar las viviendas de los guaraníes y protegerles de la vinchuca.

Pilar quedó atrapada por la realidad que vio. Desde entonces y durante años, ha removido Roma con Santiago para implicar a sectores políticos y sociales, a los dirigentes y los pueblos indígenas, para vencer supersticiones entre quienes creían que la vinchuca era símbolo de fortuna o resistencias entre quienes desconfiaban, para vencer los recelos de los poderosos y de sus miserables intereses... Pilar se hizo una más con los indígenas de Bolivia, México y Argentina y acabó implicándose, no sólo contra el mal de Chagas, sino en la lucha contra la miseria y por la dignidad.

El vampiro de los pobres (La esfera de los libros, 2010) narra esta interesantísima y conmovedora historia, la de las víctimas del mal de Chagas y la de quienes le han plantado cara. Charo González Casas, periodista y escritora, ha escrito un libro humanísimo, terrible y hermoso. O quizá ha puesto negro sobre blanco, de forma muy acertada, el libro que cada día están escribiendo Pilar Mateo y sus gentes. Los beneficios que obtiene la doctora por esta publicación los destina al pueblo guaraní boliviano. No les cuento más: léanlo.

(Fotografía de la vinchuca de una web científica y resto de fotografías de pilarmateo.com).

27 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, Carlos.
Yo me sumo a la lista de quienes no conocían el mal de chagas, pero es bueno conocer que según quienes sean los enfermos, existen o no tratamientos, como bien dices, existen pacientes de primera y de última.
Lo más preocupante también es el silencio de los supuestos medios de comunicación, lo de supuesto lo digo por lo de comunicación. Se conoce que a sus amos no les interesa que la gente conozca la verdadera cara de las grandes empresas farmaceúticas.
Un abrazo.

Carlos J. Galán dijo...

Para el que tenga interés, algunas entrevistas con Pilar Mateo:

EL MUNDO: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2010/01/27/biociencia/1264610464.html

YO DONA:
http://www.elmundo.es/yodona/2010/01/15/actualidad/1263570433.html

MUY INTERESANTE:
http://www.muyinteresante.es/pilar-mateo

LA VOZ DE GALICIA:
http://www.pilarmateo.com/documentospublicados/entrevista_en_la_voz_de_galicia_27112007.pdf

Carlos J. Galán dijo...

Pues sí, Leonor, a mí me sigue resultando indignante el criterio informativo que se aplica a muchos asuntos y éste es un ejemplo claro, por eso he decidido tratarlo en el blog, que así (como en el caso de Maleni Hernán y el descubrimiento de un planeta que comentaba hace poco) cumple su papel de nota discordante.

Juana G. Linares dijo...

Felicidades Carlos por ampliar el tema de del mal de chagas y la labor de Pilar Mateo que nosotros apuntamos en La naranja del Azahar. Es fundamental esta labor dedifusión de información que no llega normalmente a los telediarios.

j.p. dijo...

joder carlos q fuerte lo del bicho este
ah no se quien es la portentillo pero le tiene que haber hecho gracia el comentario

Carlos J. Galán dijo...

Gracias a ti, Juana, por pasar por este blog. Coincido en lo importante que es que los blogueros hagamos, en estos casos, una labor de contrainformación frente a lo que nos cuentan.

J.P., sí es fuerte, sí. Sobre todo no que el bicho cause una grave enfermedad, sino que haya miles de afectados por un mal perfectamente evitable, al final de una u otra forma es la pobreza la que mata. Y, sí, parece que la Portentillo le hizo gracia el comentario, pero creedme que es así.

A. Vara. dijo...

Hola Carlos:

Este verano estuve en Bolivia, cooperando con una fundación de jesuitinas en una zona muy pobre. Allí conocí la famosa vinchuca y los males que genera.

Como casi todo lo grave que le ocurre a esta gente, es solucionable.
Nos afanamos por encontrar fármacos milagrosos contra enfermedades incurables -lógico y normal- y no aplicamos los fármacos mágicos que ya poseemos para la enfermedad más común y letal del mundo: la pobreza.

Un saludo.

Carlos J. Galán dijo...

En las casas con paredes sólidas, sin ranuras, con limpieza periódica... no suele haber vinchucas. Tienes toda la razón, A.: es la miseria -material, higiénica, educativa...- la que mata.
Saludos.

maría dijo...

Bien Carlos, que los blogs sirvan para divulgar este tipo de cosas.

Y efectivamente no es el bichito el causante de la plaga, sino la pobreza misma. Y es ahí dónde habría que atajar el problema; se evitarían muchas de las cosas por la que están pasando todos estos pobres afectados. Pero una vez más, esto no interesa.

Pero también una vez más, tenemos a científicos como Pilar, comprometidos por la causa, que ama su trabajo y que lo pone en práctica allí donde se necesita, no en otros contextos para ser famosa. Felicidades por ella!.

He tardado un tiempo en aparecer por aqui, por problemillas personales, y me he encontrado con tu nuevo look, pensé que me había equivacado al entrar. Ha quedado muy chulo.

Beso fuerte.

Carlos J. Galán dijo...

Me alegro de volver a leerte, María, y más si eso significa que esos problemillas personales ya están superados. Me alegro de que te guste el nuevo diseño y de que te haya gustado este post que, efectivamente, más que sensibilizar sobre la vinchuca busca, una vez más, sensibilizar sobre la pobreza. Bss.

Bernardo Rivero dijo...

Muy interesante la entrada. Queda claro que los problemas que afectan a las comunidades indígenas y a los países más pobres del planeta no preocupan demasiado a los gobiernos de los países más desarrollados y a las autoridades sanitarias mundiales. Menos mal que siempre hay gente digna que sacrifica muchas cosas para ayudar a los que más lo necesitan.
Posiblemente también podría hacerse más en el caso de la malaria (no nos olvidemos de los esfuerzos de científicos como el colombiano Patarroyo o el español Pedro Alonso, en un trabajo nada fácil y no siempre exitoso). La investigación científica debe ir acompañada inexcusablemente del apoyo económico, educativo y estructural a los que más lo necesitan.
Saludos.

Carlos J. Galán dijo...

Buen apunte, Bernardo. Coincido con el escasísimo interés de los poderes mundiales por la pobreza. Oportuno recordatorio el que haces de la labor de Patarroyo y Alonso.

Anónimo dijo...

Interesante, ¿verdad?

Finisterre dijo...

Para mí interesante que se sepa y, desde luego, muy pero que muy triste que suceda.

Flavia Company dijo...

Existir: no es fácil. Nos hacen existir los otros (nos permiten ser, nos otorgan realidad). Hay otros a quienes no les importa que existamos. Es así. Y por eso tu entrada tiene todavía más valor. Tu compromiso nos redime -y perdón por la solemnidad-, solo en parte. Hay que correr la voz. Darles a los otros su espacio. Los otros somos todos.

Carlos J. Galán dijo...

Interesante, anónimo y Finisterre, conocer esta realidad silenciada. Y, sí, lamentable que sucedan cosas así.

Un lujo tener tu opinión, Flavia. Sí, modestamente hay que dar voz a los sin voz. Y en eso creo que la blogosfera tiene un papel importante: que no hablemos sólo de lo que ellos quieren, que no nos marquen los debates y las noticias los mismos que se los marcan a los medios convencionales. Que hablemos de lo que queramos hablar, aunque a ellos no les importe, porque a nosotros sí nos importan los otros.

María Cristina dijo...

Muy interesante entrada Carlos. Yo si que conocía la enfermedad de Chagas gracias a un cortometraje llamado "CArtas a Nora" (puedes verlo en youtube) que habla sobre ella.
También me parece que lo vi en otro documental, pero ahora mismo no recuerdo el título.
Tu entrada me ha ampliado información sobre esta enfermedad. ¡Menos mal que aún existe gente como esta doctora comprometida con la lucha contra la injusticia!
Gracias por tus entradas.
Un beso

Don't Disturb Magazine dijo...

Como bien dices en mi blog, hay que difundir esta enfermedad y denunciar la falta de empatía por falta de farmacéuticas y gobiernos. Me parece tremendo este dato que comentas: "¿Y esto no les da que pensar? 25 millones de afectados, más de un centenar de muertos cada día... ¿y nunca hemos oído siquiera hablar del mal de Chagas?"
Sdos,

Carlos J. Galán dijo...

Como bien subrayas, esa fue la primera idea que me vino a la mente cuando escuché cuál era el alcande de esta enfermedad: si yo he oido hablar de la gripe A y no he oido hablar del mal de Chagas, me tienen manipulado.

Carlos J. Galán dijo...

Gracias a ti, Cristina. Creo que hay otro documental argentino que tuvo cierta divulgación, que era "Chagas, un mal escondido".

NuriaNómada dijo...

Buenas noches Carlos. Conocía el insecto que creo que vive muy a gusto en las paredes de adobe. Estuve en Bolivia, donde la vinchuca se ensaña más, y también vi una película que hablaba sobre el "mal de Chagas".

Es una pena que los laboratorios no inviertan en investigar el remedio de estas enfermedades.
Que tengas buena semana. Un abrazo.

Carlos J. Galán dijo...

Exacto, Nuria, la vinchuca encuentra fácilmente refugio en las paredes con agujeros, grietas, recovecos... De las películas, por aquí han recordado "Cartas a Nora" y yo vi que existía también un documental argentino, "Chagas, un mal escondido". Nos leemos. Un abrazo.

Fernando Solera dijo...

El mal de Chagas lo padeció desde su juventud 'la negra' Mercedes Sosa. Muy triste lo que acabo de leer, Carlos, pero a la vez muy esperanzador. El ser humano es capaz de cosas maravillosas. Gracias por recordárnoslo.

Carlos J. Galán dijo...

No sabía lo de Mercedes Sosa, Fernando.
A mí particularmente me gusta cuando los blogueros hacemos contrainformación, cuando nos salimos del guión. Me gusta cuando tratamos asuntos que los medios han colocado en el debate público pero lo hacemos desde una perspectiva distinta. Pero, sobre todo, me gusta cuando escribimos de asuntos de los que no se ocupan los medios informativos convencionales, algo que no es fácil, por los filtros que tiene la información que nos llega.

Fernando Solera dijo...

Es que si no existiésemos los blogueros, Carlos, ¡habría que inventarnos!. Bromas aparte tienes mucha razón en que nosotros contamos cosas que desgraciadamente no aparecen en los grandes medios. Sin ir más lejos yo estoy harto de escribir que España va de cabeza a la quiebra, pero eso jamás se lo escucharás a Matías Prats, quien por cierto es la imagen de un banco.

Un abrazo

Alicia CastleTree dijo...

Quizás te gustaría leer mis pequeñas reseñas sobre Pilar Mateo.
Me gustaría saber tu opinión "discordante" :)
http://enfermedadesdepobres.blogspot.com/2009/05/imprimir-hace-ya-casi-un-par-de-meses.html

¡Un saludo!

Carlos J. Galán dijo...

Hola, Alicia. Gracias por tu aportación. Te había leido antes de publicar este post, buscando referencias sobre Pilar Mateo me encontré tu texto tan clarificador. Invito a los lectores a echarlo un vistazo. Un saludo.