Tía Ana

En mi vida de estos últimos días, mis asuntos particulares se siguen superponiendo a los que pudieran tener interés general. Imagino que a muchos lectores del blog no les dirán nada estas historias tan personales, pero no sería fiel a lo que pienso y a lo que siento, a lo que ahora ocupa mi mente y mi corazón, si hablase de otras cosas. Lo malo es que, si ayer era la celebración de un cumpleaños especial, hoy lamentablemente es una vivencia triste.

Tío Juan y tía Ana eran nuestros familiares que vivían en Zaragoza. En realidad, tío Juan era primo hermano de mi padre, ya fallecido. En muchas familias a nuestro parentesco no lo llamarían tío sino primo, pero para nosotros siempre han sido nuestros tíos. Por un lado, porque mi padre y él eran primos hermanos de doble vínculo, o sea, sus padres fueron dos hermanos que se casaron con dos hermanas, los Galán y las Estévez. Pero, sobre todo, porque, desde que tío Juan quedó pronto huérfano, siempre habían vivido puerta con puerta, se habían tratado como si fueran hermanos y habían estado estrechamente unidos.

Mis tíos no tuvieron hijos, por lo que a todos sus sobrinos nos trataban con un cariño muy especial. Vivían en Zaragoza -la ciudad de mi tía- y venían todos los años a El Hoyo de Pinares (Ávila) -el pueblo de mi tío y el nuestro-, a pasar el verano.

Durante cada temporada estival, a lo largo de toda nuestra infancia, tío Juan y tía Ana eran nuestros acompañantes para ir a bañarnos a la piscina y en mil y una historias más.

Fomentaban, además, nuestros juegos, nuestra imaginación y nuestra creatividad. Por ejemplo, recuerdo que tío Juan organizaba una especie de concurso literario entre nosotros, en el que los sobrinos –individualmente o por grupos- escribíamos e ilustrábamos un relato. Al final todos recibíamos algún premio de distinto contenido –a la redacción, a la imaginación, a los valores humanos…-.

Nos traían siempre algún regalo, generalmente libros. A ellos les debo, entre otras muchas cosas impagables, el haber alentado mi afición a la lectura y buena parte de mi curiosidad intelectual.

Mi tío es muy aficionado a la fotografía y todos los veranos hacía muchas fotos. Al cabo de los años, tiene sin duda el álbum más completo de toda nuestra historia familiar. Por ejemplo, la foto de mi hermana Tere de niña que ilustraba la entrada anterior la hizo él, como tantas y tantas otras de una parte de nuestra vida que ahora podemos visualizar y de la que, de otra forma, no habría ningún testimonio gráfico y sólo estaría en nuestra memoria.

Mi hermano se llama precisamente como él, Juan Bautista, por esa cercanía y cariño que siempre han tenido nuestras familias.

La mañica tía Ana, siendo novia –o quizá ya joven esposa- de mi tío había sido a veces confidente de mi padre, esa amiga a quien le contaba amores, inquietudes, ilusiones o frustraciones.

Era también la persona creativa y habilidosa que nos regalaba a todos uno de los preciosos esmaltes que ella misma elaboraba, con el escudo de nuestras titulaciones universitarias cada vez que un sobrino se iba graduando.

Mi tía tenía también una curiosa y amplia colección de esas cucharillas -normalmente de plata aunque no siempre- que suele haber con los escudos de países o ciudades. En mis viajes, en los que cuento en el blog y en algunos otros anteriores, siempre que veía la cucharita con el escudo del lugar se la traía. Dado su grave estado de salud, ya no resultó oportuno ni tenía mucho sentido entregarle la última. Ahí anda, pues, de acá para allá en mi maleta, como sin saber dónde diablos quedarse, la cuchara con el escudo de Viena que ya nunca podré regalarle.

Esta noche ha muerto tía Ana. Si tuviera que resaltar un par de ideas sencillas pero esenciales, sin duda destacaria la larga historia de amor que han protagonizado mi tío Juan y ella, y también diría que fue lo más importante que se puede llegar a ser en la vida: una buena persona.

Hace unos años, cuando publiqué mi libro de recopilación de fotografías antiguas de nuestro pueblo, Imágenes del Ayer, les regalé un ejemplar a mis tíos con una dedicatoria. No la recuerdo literalmente, pero puse algo muy parecido a esto: "Cada verano se repetía una misma historia. Alguien decía '¡han venido tío Juan y tía Ana!' y ya había unos niños revoltosos corriendo como locos a encontrarse con vosotros. En vuestra maleta siempre nos traíais como regalo algunos libros, las fotos del año anterior y mucho cariño. Ahora, tantos años después, soy yo quien os regala un libro, unas fotos y también todo mi cariño".

Dentro de apenas unas horas saldremos hacia Zaragoza, para acompañarla en su último viaje al pueblo. Esta vez ya no vendrá con una maleta con libros y con fotos. Pero nos consta, lo hemos palpado y sentido estos días, que, en cada uno de sus últimos pensamientos, siguió manteniendo el cariño de siempre. El mismo con el que nosotros ahora, dolorosamente, tenemos que despedirla.

(Foto: tía Ana en la boda de Juan y Ruth, agosto 2006).

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Carlos,

Entrar en tu blog y leer artículo a artículo lo que escribes es un placer. En esta ocasión un poco amargo pero igualmente bonito al ver cómo ese pasado es presente en ti y ese agradecimiento hacia tus tíos. Siento mucho esta pérdida, ya sabes ese dicho que defiende que "no hay más muerte que el olvido" y seguro que en ti va a vivir por siempre. Y eso que dices de "fue lo más importante que se puede llegar a ser en la vida: una buena persona". Qué bonito y qué cierto... no creo que nada haya más importante que eso, ni que deje más huella.

Un beso

Unknown dijo...

Hola Carlos:

Siento mucho esta desagradable noticia, cuando he leido tu artículo me han venido muchos recuerdos a mi mente. Yo he tenido la suerte de conocerla y efectivamente era una persona especial, siempre con una sonrisa al verte, rápidamente venía a darte un abrazo y unos besos.

Anónimo dijo...

Hola Carlos:

Perder a un ser especial en estas fechas es un drama. Lo siento mucho. La verdad es que en estos momentos nunca se sabe que decir, es un trance que a nadie le gusta pasar.

Cuando la enfermedad de alguien muy cercano forma parte de tu vida, como es mi caso, siempre temes que las buenas noticias se transformen en sorpresas desagradables y no quieres pensar en un fatal desenlace, que a veces inevitablemente llega.

Solo queda, que no es poco, acordarse de un montón de buenos ratos vividos con la persona que ya no está.

Besos.

Anónimo dijo...

Querido Carlos, a veces las líneas más personales son las que más llegan al lector y tú bien lo sabes por experiencia. Ni que decir tiene que siento profundamente lo sucedido y que mis oraciones y mi pensamiento están contigo. Los que creemos en lo trascendente tenemos el consuelo de la otra vida, además del dulce bálsamo de la melancolía, que es dulce y ayuda y consuela. Te mando mucha fuerza y mi amistad.

Anónimo dijo...

Carlos lo siento mucho, en estos casos no se que decir, nunca encuentro las palabras adecuadas para expresar lo que siento, pero cuando murió mi padre cualquier muestra de afecto era muy importante para mí, por tanto, solo me queda mandarte un fuerte abrazo y todo mi cariño.

Anónimo dijo...

Hola Carlos, siento mucho lo de tu tía; en estos momentos es muy difícil dar animos a una persona que esta hecha polvo por dentro, pero la vida es así y hay que aceptarla como viene.

un beso

Anónimo dijo...

Hola Carlos , hoy que yo estaba animada vine a leerte ( cosa que me encanta hacer siempre que mi animo me lo permite) y me encuentro con esta terrible noticia, en estos casos me faltan las palabras , solo se decirte que lo siento muchisimo y mandarte un abrazo .
Para que sepas que animima soy te dire lo que siempre te digo.......... Yes muy guapin .Cuidate

Anónimo dijo...

Hola Carlos :
La recuerdo con una sonrisa seguida de un efusivo abrazo al verte. Realmente era una mujer encantadora y muy especial

Nuestro más sincero pésame
Muchos besos

Anónimo dijo...

En tus recuerdos, el cariño recibido, sus libros, siempre estará ella y también en tu corazón. Cuando se recuerda así a alguien que nos ha dejado seguro que era una GRAN PERSONA.
Lo siento mucho.

Anónimo dijo...

Un abrazo y mucho ánimo....

Mª Rosa Rodríguez Palomar dijo...

En ese puñado de recuerdos que has traído aquí y has querido compartir con nosotros, los que te leemos, se transmite el cariño que os unía, y precisamente esos recuerdos que te hacen decir que tu tía llegó a ser una buena persona, es el legado mejor, la estela que todos quisiéramos dejar y ella ha dejado.

Un abrazo que quisiera acompañarte en ese dolor que sientes hoy.

maria gemma dijo...

Un fuerte abrazo.

Carlos J. Galán dijo...

A todos, sencillamente gracias, de corazón.