15 años

(…) Cada rama, en nudo,
era hermandad de savia y todas juntas
daban sombra feliz, orillas buenas.
-Leopoldo Panero-

Hoy hace quince años ya de tu ausencia.

En este tiempo, han pasado tantas cosas... Algunas tristes. Pero también muchísimas que hubieras disfrutado. Muchísimas que nosotros hubiéramos disfrutado más si hubieses estado tú.

Nos hemos acordado tanto de ti... A veces te hemos tenido presente en momentos especiales -Tere te dedicó su tesis, yo mi libro de fotografías antiguas del pueblo, todos te recordamos en la boda de Juan y Ruth…-. Pero también ha habido infinidad de instantes cotidianos en los que te hemos echado de menos calladamente. Hemos añorado el poder hablar contigo, el seguir viendo cómo te alegrabas con nuestros pequeños pasos adelante, el tenerte al lado…

¿Recuerdas aquella tarde de fin de año? Me diste las últimas instrucciones, los últimos consejos para el momento -que sabías muy cercano- en que tú no estuvieras. Yo, con un insuperable nudo en la garganta, no pude articular palabra y te escuché en silencio, mirándote, aguantando, asintiendo, sin poder decir absolutamente nada. Fue el trago más duro de mi vida.

Creo que en general estarías satisfecho. Aunque, con lo que te gustaban los niños, seguramente echarías de menos algún nieto, ¿no?... Todo más o menos según lo previsto: Juan es ingeniero, Tere médico y yo sigo ejerciendo como abogado... Mamá por fin descansó de la tienda, del bar y de tantos años de trabajo y ahora se ha hecho viajera (como lo oyes)… Pero eso, que a ti te preocupaba, que saliéramos adelante, no ha sido lo más importante. Lo más importante es que nos hemos apoyado, que hemos estado unidos, como tú querías.

La vida no nos va mal e intentamos ser felices. Y, créeme, cada día nos hemos sentido orgullosos de ti. No sólo porque hiciste muchas cosas por nosotros y por los demás. También porque nos dejaste la mejor herencia posible: nos enseñaste a ser buenas personas.

Te seguimos queriendo.

19 comentarios:

María Cristina dijo...

¡Que bonito lo que le dices a tu padre, Carlos! Seguro que esté donde esté le has emocionado y le emociona ver ese legado que os ha dejado tan importante.
Siempre es dura la separación de un ser amado, pero por suerte nos queda el recuerdo.
Un beso

Maribel dijo...

Alguien dijo: "solo muere quien deja de ser recordado".
Yo también convivo con la ausencia y con ese "dolor de miembro inexistente" de los mutilados. Y a veces es duro. Y otras más.
Pero esa ausencia física nunca es emocional. Y esa es muy importante también.

Un beso.

Anónimo dijo...

nos queda el recuerdo y el reencuentro.

Anónimo dijo...

Al leerte he sentido un escalofrío, quizá por lo bien que escribes o por el sentimiento que transmites o por lo cercana que me llega tu historia. De lo que estoy segura es que tu padre tuvo que ser una gran persona y esté donde esté, seguro que se sentirá super orgulloso de tener un hijo como tú. Un beso fuerte.

Anónimo dijo...

Ya lo has dicho todo, un gran hombre, un gran padre y una gran persona. Yo también me acuerdo de él muchas veces, no hay día que pase por el Chico y no recuerde cuando le acompañaba a comprar el material escolar y el calzado para la tienda, siempre le preguntaba a mi madre ¿ya falta poco para que venga tío Julián a comprar, no? era el inicio del nuevo curso.... Seguro que desde donde esté nos estará mirando con esos ojos bondadosos.

Anónimo dijo...

Me ha encantado leerte, Carlos, y me ha emocionado. Y qué cierto eso que dices al final: "nos dejaste la mejor herencia posible: nos enseñaste a ser buenas personas".

Estoy segura de que se siente orgulloso de ti. Un beso.

TortugaBoba dijo...

Sin palabras. Abrazo cibernético.

Melba Reyes A. dijo...

.
Mientras les recordemos con cariño, respetemos su memoria y cumplamos sus enseñanzas, nuestros seres queridos continúan vivos.

Un abraz♥

Anónimo dijo...

Los aniversarios son, casi siempre, los momentos que elegimos para dejar constancia, más o menos pública, del recuerdo y el cariño hacia las personas queridas que ya no están con nosotros físicamente. Pero, sin duda, ellas son parte de nuestras referencias durante muchos más días a lo largo de la vida; días en los que no coinciden un número, un mes o un año, pero en los que se nos hacen presentes con su ejemplo. Me consta que esto te ha pasado y te seguirá pasando con tu padre.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Ni siquiera te conozco y sin embargo, he sentido un deseo tan grande de abrazarte, de hacer míos esos recuerdos tan tuyos y tan de todos los que hemos tenido un padre que partió dejando atrás todos los cariños, toda la distancia que solo se acorta al recordarlo, al hacerlo presencia obligada en nuestras vidas, presencia amorosa.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Sólo por este pedazo de carta a tu padre ya puedes estar bien seguro de lo orgulloso que estará de su hijo, incluso más que los lectores de tu blog, que ya es decir. Cuando uno escribe con el corazón se nota muchísimo, Carlos, porque de ahí es de donde siempre salen nuestras obras más bellas. Un abrazo.

Mª Rosa Rodríguez Palomar dijo...

Los aniversarios de las ausencias, con el paso del tiempo, van suavizando la pena, quitando el dolor de la pérdida y facilitan el reencuentro sereno con el recuerdo. Es entonces cuando el poso de lo que vivimos, sentimos u oímos de aquéllos que no están ya, se transforma en lo que siempre guardaremos en el alma.

Anónimo dijo...

Muy emotivo, Carlos. Creo que tú has tenido la suerte, como yo, de tener unos padres que nos han dado mucho más que cariño. Nos han educado en valores, que, a pesar de nuestra debilidad humana, tratamos de mantener firmemente.
Mi madre era una mujer extraordinaria que falleció cuando tenía ocho años y mi padre, que me enseñó cosas que nunca he olvidado y con el que compartía la afición por la historia de la ciencia, nos dejó hace tres años, después de sufrir con una dignidad y valentía extraordinarias un cáncer irremediable. Nunca he olvidado ni olvidaré los besos que les dí a cada uno de ellos por última vez, sin saber que no habrían más besos.
Es triste, pero ese vacío debe llenarse de la enorme satisfacción por haber podido tener unos padres como ellos. Yo, que ahora soy padre, lo valoro más que nunca, pues no hay una responsabilidad mayor que la de educar a unos pequeños "granujas", con toda la vida por delante.
GRACIAS.
Bernardo.

Bárbara dijo...

Llego tarde pero no quiero pasar sin dejar un abrazo. Gran legado el de este hombre. El mejor posible.

Anónimo dijo...

Eduardo Galeano (a través de Facebook) nos enlaza. No pude llegar en mejor momento, gracias por compartir con nosotros tan intensa emoción. Parece que tu padre se quedó en tu corazón, transmites bondad.

Un beso cibernético.

La_Marieta dijo...

Qué bonita carta, Carlos.
Gracias por compartir el sentimiento.

Anónimo dijo...

Muchas gracias a todos/as por vuestras palabras, por entender el sentimiento y por compartir sensibilidades. No contesto cada comentario porque me repetiría.
Conforme pasa el tiempo, el recuerdo se hace más sereno, duele menos, nos reconforta y hasta nos enriquece. Quienes queremos nunca dejan de estar presentes de esa forma. Un abrazo.

Unknown dijo...

Esto, exactamente esto, este rememorar lo que tu padre te transmitió y te encomendó, y hacerlo desde la emoción, desde la nostalgia, desde la belleza y desde el amor, es la mejor explicación de eso tan humano y tan de la historia que es el linaje, la permanencia del linaje. Sí, no te confundas: linaje como familia, linaje como patrimonio (de valores), linaje como genes no sólo de sangre, sino de ideas.
Francisco Ortiz Lozano

María José Moya dijo...

Sin haber tenido la suerte de conoceros, simplemente viéndote en la red y leyendo sobre tu padre (a través de ti), creo que el refranero popular se ajusta perfectamente al sentimiento que me inspira vuestra historia de vida:

"De tal palo, tal astilla" (para bien).

Siento la tristeza que os provoca su ausencia.
Un afectuoso abrazo,