¿Sabes lo de Varguitas?

En un café del jirón Azángaro pidió un té con limón, que saboreó muy despacio. Miró de reojo un diario atrasado y en la primera página aparecía la imagen de Vargas Llosa, el escritor. “Ese vivo que se casa siempre con alguien de su familia: así no hay sorpresa”, pensó sonriendo. Lo acercó y comenzó a leer que le habían concedido el Premio Nobel “por su cartografía de las estructuras del poder y por sus aceradas imágenes…”. Cerró el diario. “Estos suecos parece que hablan en sueco hasta cuando se les traduce al castellano”, murmuró entre dientes. Se levantó y al salir dejó de propina el doble de la cuenta. En una librería refugiada en un pasillo del jirón de la Unión, hojeó novelitas de carátulas llameantes y letra manoseada y minúscula, mirando sin ver, hasta que precisamente una del escritor premiado encendió sus ojos, un segundo. La compró y salió.

Todavía ambuló un rato por el centro, el maletín bajo el brazo, el sombrerito arrugado en la mano, fumando sin tregua. Oscurecía ya y las calles estaban desiertas cuando entró al Hotel Maury y pidió una habitación.

Le alcanzaron una ficha y tuvo la pluma levantada unos segundos donde decía profesión, escribió al fin funcionario. El cuarto estaba en el tercer piso, la ventana daba a un patio interior. Se metió en la bañera y se acostó en ropa interior. Manoseó La ciudad y los perros. Luego apagó la luz. Pero no pudo atrapar el sueño hasta muchas horas después.

Desvelado, permanecía de espaldas, el cuerpo inmóvil, el cigarrillo ardiendo entre los dedos, respirando con ansiedad, los ojos fijos en la sombra oscura de arriba.

***

El viento hacía tintinear las calaminas del techo y las trombas de agua salpicaban el interior de la vivienda. Era una sola habitación, partida por un biombo de madera y protegida por una empalizada de costales embutidos de piedras y tierra: a un lado estaba el puesto de la Guardia Civil, con un tablón sobre dos caballetes –el escritorio- y un baúl donde se guardaban el libro de registros y los partes del servicio. Al otro, juntos por la falta de espacio, los dos catres. Se alumbraban con lámparas de querosene y tenían una radio de pilas que, si no había desarreglos en la atmósfera, captaba Radio Nacional y Radio Junín. El cabo y el guardia pasaban tardes y noches pegados al aparato, tratando de escuchar las noticias de Lima o de Huancayo. Esa tarde la radio roncaba entrecortada que habían otorgado un importante premio a un literato peruano. “Don Mario, el que perdió las elecciones contra el Chino”, dijo Tomás. Lituma recordó entonces una novela que había leído años atrás, una de militares y putas que le dejó un compañero. Qué don ése de saber contar historias. “Dicen que es buen escritor. Y, además, a mí siempre me pareció buen tipo. Ahora creo que anda viviendo por España”, comentó el cabo. Sentados al pie de una descolorida imagen del Corazon de Jesús –un anuncio de Inca Cola- escucharon llover, varios minutos.

(Los textos originarios son de Mario Vargas Llosa -el juego consiste en averiguar de qué dos obras suyas están extraidos-..., excepto, claro está, los intercalados que más les chirríen, de los que él no tiene ninguna culpa).

(Ilustración: retrato de Vargas Llosa, de Julián Grau Santos).

8 comentarios:

arturo dijo...

Original homenaje Carlos, me he reido con la ocurrencia. No creas que chirrían tanto, lo has encajado bien. Un saludo.

Anónimo dijo...

Podría ser:

1ª.- " Conversación en la Catedral".

2ª.- " Lituma en los Andes".

Besos

Juan Carlos dijo...

Muy bueno esto de que los personajes hablen de su autor. La segunda esta claro que es Lituma en los Andes y la primera no la conozco.

PEGASA dijo...

Carlitos. Pues ya han ganado el concurso. Ahora la entrega de premios jejeje.

Y estoy con Arturo, no chirrían, quedan estupendamente.
Besos.

Anónimo dijo...

QUÉ BUENO!!!!!!!!!!!!

AHORA SÍ SOY YO

s. dijo...

Las novelas de las que estan sacados los textos yo creo que tiene razon el comentarista anonimo y son Conversación en la Catedral y Lituma en los Andes. Pero tambien haces que esten presentes indirectamente en estos textos La Ciudad y los Perros y Pantaleón y las Visitadoras. Ha sido ingenioso este homenaje a Varguitas como tu dices :) . Un saludo.

MUY SEÑORES MÍOS dijo...

Se adelantaron. Otra vez será.

Saludos

Carlos J. Galán dijo...

Pues sí, eran fragmentos de "Conversación en la Catedral" y de "Lituma en los Andes", con intercalados míos en los que los personajes hablan del Nobel a su autor. Gracias y un saludo a todos por compartir este juego literario.