Haberlas, haylas: epílogo

¿Recuerdan la historia que conté en Haberlas, haylas? Léanla si no lo hicieron o no se acuerdan, porque, como me pidió por entonces algún lector, voy a informar del desenlace. Y no se entiende ni tiene interés alguno si antes no se conoce aquel relato.

Después de aquella suspensión del juicio en abril de 2006 "por unos días", no volvimos a tener noticia alguna hasta casi dos años más tarde en que, por fin, se acordaron de citarnos ¡para octubre de 2008!

Celebramos hace unas semanas ese juicio (sí, el que yo le decía a mi cliente que teníamos perdido, mientras ella llegaba de nuevo al Juzgado con su habitual seguridad de ganar) y la parte contraria sufrió una cadena de inusuales contratiempos probatorios (esto ya ni me sorprende) que no puedo detallar. Así que yo aproveché para hacer el planteamiento que me convenía y...

Ayer nos notificaron la sentencia: íntegramente desestimatoria de la demanda interpuesta contra mi cliente, con imposición de costas a la empresa demandante. Me dice la procuradora que, definitivamente, a esta mujer tenemos que adoptarla como amuleto.

No sé por qué, pero pienso que la otra parte no va a apelar la sentencia. Y, si recurre, ya me da igual: lo ganaremos. Yo ahora ya creo en las brujas a pies juntillas.

(La ilustración de la carta del tarot es Justice, de Yamanaka Tamaki, de la Galería de imágenes Creative Commons de Flickr).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo en tu lugar me andaría con cuidado con la moza esa... :-)

Anónimo dijo...

Yo como ves, Ana, ya no la llevo nunca la contraria, por si acaso...

Anónimo dijo...

Lo chocante, además, coincidirás conmigo, es que siempre le pase lo mismo (me refiero a las demandas: nunca cumple su parte del contrato y siempre dice llevar la razón... vaya, vaya)