Soseki, inmortal y tigre

Hace unos años, un gato atigrado se coló de un salto en el interior del coche de Fernando Sánchez Dragó y Naoko Kuzuno. Ellos aún no lo sabían, pero ese día el pequeño e intrépido felino había dado el primer paso para colarse también en su vida y en su corazón. En todos los sentidos, porque Kokoro -corazón en japonés- se llama también el refugio soriano de la pareja.

Y Soseki (que así le bautizaron, recordando al escritor japonés que escribió Yo, el gato) se acabó convirtiendo en el compañero que disfrutaba calor de hogar en el sofá, que iba con ellos en algunos viajes, que jugaba con la familia y los visitantes llegados al caserón de Castilfrío de la Sierra, que dormitaba junto a la vieja máquina de escribir (luego junto al ordenador, cuando Dragó no tuvo más remedio que claudicar ante las nuevas e inevitables tecnologías)… y que hasta apareció en la televisión con el escritor en alguna de las más delirantes ediciones de su atípico informativo nocturno.

A este gato singular lo conocimos personalmente en el verano de 2008, en una visita que les conté en una entrada anterior de este blog. Y ese día ya pudimos palpar el enorme cariño de Fernando por Soseki.

En noviembre de ese año, uno de los amigos que compartió aquella gratísima escapada a Castilfrío, Carlos V., me llamó para contarme cómo Fernando se había echado a llorar en directo por la radio porque su gato acababa de morir de forma accidental y ciertamente cruel. Le envié un mensaje afectuoso: ” (…). Iba a llamarte, pero luego pensé que tampoco era cuestión de hacerte revivir la historia y contarla una y otra vez. Lo siento de verdad, de corazón. Yo tengo gato en casa y me hago una idea de lo que debe sentirse ante una situación así [no podía yo sospechar en ese momento que, apenas unos días más tarde, lo sabría con certeza]. Y más con Soseki que ciertamente era tan especial (…)”.

La muerte del animalillo conmovió tanto al escritor, entonces enfrascado en la redacción de sus Memorias, que dejó en suspenso ese proyecto y se propuso escribir un libro sobre Soseki que, casi un año después, ha visto la luz.

En las páginas de esta novela se mezcla la realidad del Soseki compañero de andanzas cotidianas (esas sensaciones y vivencias que hemos experimentado los que tenemos o hemos tenido animales en casa) con la fantasía de un Soseki mágico y aventurero que protagoniza una fábula, en el sentido más clásico del término, es decir, ese relato donde solían intervenir animales y que tenía un propósito didáctico.

Pero el libro es algo más: contiene una parte del legado moral del escritor, en forma de cuento que éste le narra a su nieta Caterina, mostrándonos su perfil más humano, ése que a veces el personaje público no deja ver.

El autor muestra su inconfundible estilo de siempre, pero al mismo tiempo nos sorprende en esta ocasión con un tono y un registro inusuales. Como dijo su amigo Aute “este libro es menos Sánchez y menos Dragó, y es más Fernando”.

El pasado 4 de noviembre, invitados por el autor, nos fuimos Carlos C., Virginia y yo, en el autobús fletado por la editorial Planeta, a Castilfrío de la Sierra para asistir a la presentación a los medios informativos de esa novela: Soseki inmortal y tigre.

Por allí, tuvimos ocasión de estar, por supuesto, con Fernando y Naoko, y de disfrutar de la compañía de nuestro amigo Javier Redondo (webmaster de sanchezdrago.com),  pero, además, pudimos seguir las sarcásticas ocurrencias de Cristina Urgel, una de las reporteras de Sé lo que hicisteis (días después unas amigas me dirían eso de “te hemos visto en la tele”), de saludar a Isabel Gemio (en cuyo programa radiofónico Dragó contó la muerte de Soseki por vez primera), de saludar también a la periodista y escritora Silvia Grijalba (que supongo yo que no daría crédito cuando me escuchó decir, al más puro estilo friki, “yo quiero hacerme una foto con Silvia”…), de charlar con el también periodista y escritor Javier Esteban (autor de un reciente libro sobre Jesús Neira), de conocer al cantante y compositor Luis Eduardo Aute (aunque eso en mi caso merece una entrada aparte y la tendrá), de saludar también a una de las hijas de Fernando, la polifacética Ayanta Barilli (de la que yo soy fan confeso y que, tras aparcar su carrera cinematográfica, anda ahora haciendo programas en radio e impulsando el sugestivo proyecto del teatro Lara, entre otras muchas cosas), de reencontrarnos con el escritor Antonio Ruiz Vega (que me temo que todavía no nos ha perdonado el tener que sufrirnos a nosotros y a los licores en una inolvidable cena)… y compartir mesa y jornada con medios de comunicación y nombres del periodismo y la literatura.

Con Dragó como cicerone, recorrimos las calles y los paisajes del pueblo donde se desarrolla el relato. Asistimos luego en la iglesia al acto de presentación, en el que Fernando nos habló de esta obra “llena de buenos sentimientos” y Aute estrenó una canción dedicada a Soseki.

Antes, habíamos disfrutado de vino, aperitivo y animada conversación en casa del anfitrión. Precisamente en el jardín donde un haiku de la escritora Alicia Mariño señala el lugar en el que fue enterrado, junto a un olivo, el gato que ahora se ha convertido en protagonista de esta novela.

(Fotografías del autor y de Virginia Fermoselle, Carlos Cardesa, Naoko Kuzuno y Carlos Vara).

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Carlos, no me puedo creer, que seas fan de Ayanta Barilli.
Me sorprendes!

Carlos J. Galán dijo...

¿Por? A mí me parece una tía inteligente e interesante y me cae bien.

Melba Reyes A. dijo...


Conmovedor.

Tuve que dar sacrificar en 2005 a una gatita por un tumor y aún la sufro.

Carlos J. Galán dijo...

Pues sí, Melba, es increible lo que se encariña uno con estos pequeños compañeros.

TortugaBoba dijo...

Qué bien escribes jodío ;-)
Mira que no soy de Sánchez Dragó, pero leyéndote hasta me dan ganas de comprar el libro. La foto de Soseki al lado del pc es maravillosa, y el reportaje fotográfico estupendo (eso sí, echo en falta que pongas leyenda a las fotos, que no estoy muy puesta en escritores, periodistas, etc). ¿Podrías escribir el haiku que escribió Mariño para el gatuno? Es que no se ve bien en la foto...
¿Sabías que I.Gemio tuvo una época ansiosa que contó después de superarla en "Lecturas"? Aún recuerdo el título del reportaje: "creí que me moría", o algo así.
Besito!

Fernando Solera dijo...

Mi mujer y yo acudimos hace unos cuatro años a Castilfrío, movidos por la curiosidad de conocer el pueblo de Dragó. Se podría decir que es un paraíso enmedio de la nada.

Yo escuché a tu amigo por la radio ese triste día, y la verdad es que se me hizo un nudo en la garganta. Por cierto, lamento que desapareciera su Dragolandia, porque me pareció que tenía detalles muy buenos, aunque quizá pecaba de ser un poco lento, ya que la bicefalia con tu admirada Ayanta le restaba un poco de ritmo al programa.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Carlos, por partes.
El que digas qué es una tía interesante y a tí te caiga bien, pues es tu criterio, te puede gustar, claro que sí; pero de ahí... a qué seas fan, era lo que me chocaba.

Por otro lado, yo creo que Ayanta, no tiene los estudios, para desempeñar los trabajos que esta desarrollando, porque que yo sepa no es ni periodista. Pero claro con papá detrás es inteligente cualquiera.

Qué Drago puede ayudarla, y conseguir trabajos, que otras personas no tienen ni tan siquiera la oportunidad de ver si valen o no, pues alomejor que es las personas ayudamos a los nuestros; pero vamos a ser sensatos, ahí mi matiz: fan?, inteligente, por lo qué hace?.
Yo, personalmente la encajaba más en su faceta de actriz, creo que la iba mucho mejor.

Pero como he dicho ya se encargo papá, para que estuviera bien colocada.

Carlos J. Galán dijo...

Joer, Tortu, como se nota las amigas, porque a mí no me parece que esté particularmente bien escrito este post, no me convence del todo. Los pies de fotos: Cristina Urgen (Sé lo que hicisteis) entrevistando a Dragó y el micrófono de Intereconomía al lado (la imagen tiene un pelín de morbo, por agrio enfrentamiento entre ambas cadenas). Carlos C. y yo con la Gemio. Carlos C, Virginia, un gatito que pululaba por casa de Fernando y yo con la periodista y escritora Silvia Grijalba. Ayanta con el pelo muy corto y yo. Dragó haciendo de cicerone con los medios. Aute y Dragó. Y luego momentos de la presentación.

El haiku de Alicia Mariño:
Ser como tú
surcando el infinito
tigre de luz.

Lo de Dragolandia, Fernando, prometía si hubiera tenido recorrido, tenía aún muchos defectos que pulir. Pero eligieron mala ubicación para mi gusto (prime time del domingo, compitiendo con Aida, Sin tetas..., el peliculón..., en lugar de late night de cualquier otro día) y la audiencia manda.

Lo de Ayanta, a mí me gustaba como actriz creo que porque intervino en dos pelis de Martínez Lázaro muy divertidas que para mí son casi de cabecera: Amo tu cama rica y Los peores años de nuestra vida. Sentí que le dieran de lado en el mundo interpretativo. Luego es obvio que los contactos del padre le habrán ayudado, como suele hacer todo hijo de vecino, pero si no eres buena en lo tuyo tampoco te mantienes. No pretendo poner a Ayanta como ejemplo de superación ni nada así, pero me gustaba como actriz, me gusta muchísimo su proyecto del Nuevo Teatro Lara, por lo poco que sé me parece majilla e interesante y, en general, me parece que no es mala en lo que hace. Lo de fan en mí siempre tiene un punto algo exagerado y un tono siempre desenfadado. Creo que en realidad no soy fan de casi nadie del famoseo, mis admiraciones van por otras figuras.

Bernardo Rivero dijo...

Carlos, buen reportaje fotográfico y magnífica crónica. Creo que los espíritus independientes y libres suelen ser amantes de los gatos. Pío Baroja era uno de ellos; al escritor vasco le gustaban más los gatos que los sumisos perros.
Me ha agradado y sorprendido ver en la segunda foto, en la que estáis Sánchez Dragó y tú en un sofá con Soseki, un ejemplar de la biografía de Luis Cernuda que escribió mi hermano Antonio (Rivero Taravillo). La segunda y última parte creo que la tiene ya muy avanzada.
Otro asunto. Gracias por la recomendación que hiciste de la película de Campanella, "El secreto de sus ojos". Aproveché que mis hijos fueron con sus tíos a ver "Avatar" en 3D para desafiar la gélida tarde sevillana del pasado domingo (donde vimos caer tímidamente unos copos de nieve) e ir al cine a ver la citada película argentina. Fue todo un acierto. Un filme espléndidamente dirigido e interpretado (con magistrales intervenciones de personajes secundarios) y una historia intrigante. Una película con diferentes temas superpuestos: el amor y el temor, el celo por el trabajo bien hecho y la empatía, el valor de la amistad, la soledad, o el dilema entre lo legal y lo justo. Sabe mantener el interés en todo momento, es una de esas películas que vale la pena. Gracias.
Saludos.

Carlos J. Galán dijo...

Es cierto, Bernardo, el gato no sólo ha sido animal muy literario, sino compañero habitual de muchos escritores y de otros espíritus libres. Arrastra -sólo en la cultura cristiana- una mala e injusta fama que proviene del medievo, pero es un animal fascinante.
La foto que dices es del verano de 2008 en Castilfrío y supongo que Fernando estaría leyendo o consultando ese libro de Antonio sobre Cernuda.
Me alegro de que te gustara El secreto de sus ojos tanto como a mí.
Un abrazo.