Seguro que, si han visto Pretty Woman (¿queda alguien que no?), recuerdan la escena. Vivian (Julia Roberts) no se había sentido muy bien tratada en ciertos establecimientos. Y entonces el acaudalado Edward Lewis (Richard Gere) decide acompañarla. Anuncia a los dependientes que se va a gastar una cantidad disparatada y seguidamente les dice:
- No sé si me han entendido bien: queremos que nos hagan mucho, mucho la pelota.
Y Vivian al final queda encantada de sentirse tan atendida y tan bien tratada.
Cuando llega mi cumpleaños, yo me digo a mí mismo: ya que los dígitos de mi edad siguen creciendo sin remedio los muy cabrones, por lo menos voy a aprovecharme y a dejarme querer.
Y encima tengo dos importantísimas ventajas respecto al personaje de Richard Gere:

2º. Que no me tratan bien por interés, fingiendo, sino que me felicitan y me hacen sentir querido ¡¡¡con sinceridad!!!
O sea, un lujo impagable.
En fin, que aquí estoy disfrutando, preparado para irme a tomar unas cañas, después de estirarme como un gato mirando los mensajes del muro de Facebook, atendiendo el teléfono de vez en cuando y leyendo correos, en los que mucha gente dice cosas fantásticas sobre mí, que no me creo, pero que me suenan muy bien. Y no importa tanto la cantidad de personas que me lo dicen como la calidad humana de las mismas.
Y esto, ya digo, sin que haya tenido que poner previamente dinero encima de la mesa ni ordenar: quiero que me hagáis mucho, mucho la pelota. Un regalazo, vamos.
(La fotografía es de la celebración de mi 26º cumpleaños, en El Cuchi, y aparezco con tres compañeras de mi trabajo de entonces, M. Paz, Marga y Mayte).