Centenario de la muerte del banderillero Serafín Uría, "Barbero"

Publicado en Programa de Fiestas de San Miguel 2016 de El Hoyo de Pinares y en Diario de Ávila, 27.09.2016

29 de septiembre de 1916. El Hoyo de Pinares había festejado por la mañana a su patrón, San Miguel Arcángel, con misa y procesión. Por la tarde, se celebraba una novillada en la plaza del pueblo, habilitada como coso taurino para satisfacer una afición inmemorial. 

El novillero Francisco Martínez, Palmerito, se enfrentaba al primero de la tarde, un difícil ejemplar de la ganadería de Robles, cuando el banderillero Serafín Uría, Barbero, resultó fuertemente corneado. 

Según narraron algunas crónicas de la época (publicadas en La Acción, Heraldo de Madrid, La Correspondencia de España y La Lidia) fue trasladado a la enfermería, donde el médico le atendió sin percatarse de que su situación fuera tan grave. 

Para que se recuperase de la conmoción y poder ponerse en camino a Madrid, lo acogieron en un domicilio particular. Allí fue empeorando, hasta sufrir horas después una parada cardíaca. En el pueblo no se conocía su estado y se había mantenido el baile, en el que muchas personas disfrutaban ajenas a la tragedia que se producía a poca distancia. A las diez de la noche, moría en El Hoyo de Pinares Serafín Uría, con tan solo veintiséis años. 

El acta de defunción, extendida el 1 de octubre y suscrita por el juez Julio Miguel y por el secretario Vicente Herranz, recoge como causa de la muerte “fractura de la base del cráneo”, tras haberle practicado la autopsia. El declarante fue el alguacil de la localidad y firmaron como testigos dos vecinos, Sebastián Herranz y Rafael Martín. 

Serafín había nacido el 10 de julio de 1890 en Madrid. Era hijo de madre soltera, Teresa Uría, de Villafranca del Bierzo (León). La familia vivía en el madrileño barrio de Chamberí, concretamente en la calle Covarrubias y, al parecer, tanto la madre como los hermanos dependían de los ingresos del banderillero.

El desafortunado joven recibió sepultura en el cementerio municipal de El Hoyo de Pinares. Es de suponer que la familia no pudiera acometer los gastos del traslado y de adquirir nicho en la capital. De la precaria situación económica en que quedaron sus allegados nos da idea el hecho de que, algunas semanas más tarde, el 15 de octubre de 1916, se celebró en la Plaza de Toros de Tetuán una cuestación a su favor entre el público después de lidiarse el tercero de la tarde. Los toreros que tomaban parte en la corrida, junto a otros que estaban de espectadores y se unieron, recolectaron 145 pesetas de la época para la madre y hermanos de su compañero, un gesto del que dan cuenta las revistas La Lidia y Toros y Toreros
En el viejo cementerio de nuestra villa puede encontrarse la tumba en la que, a pesar del deterioro del siglo transcurrido, aún puede leerse: “A nuestro infortunado hijo Serafín Uría Barbero, víctima del toreo el 29 de septiembre de 1916, a los 26 años de edad. Tu madre, tía y hermanos nunca te olvidan. D.E.P.”. Durante muchos años se conservó la memoria de un suceso que impresionó hondamente al pueblo y, por ello, cada 1 de noviembre, cuando las familias iban a honrar a sus difuntos, era costumbre que las jóvenes de la localidad depositaran flores sobre esa solitaria lápida. 

Este año, con ocasión de cumplirse el centenario de aquella desgraciada muerte, la Corporación Municipal ha tenido el acierto de programar un hermoso gesto de recuerdo a Serafín Uría Mauriz, Barbero. El jueves 29 de septiembre de 2016, la novillada se lidiará con divisas negras y la plaza guardará un minuto de silencio en memoria del torero. Un hombre joven que vino a El Hoyo de Pinares hace cien años, quién sabe si persiguiendo con vocación sus sueños, o tal vez solamente en busca de unos pequeños ingresos con los que mantener a su familia, y que ya nunca regresaría al hogar donde lo esperaban.
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(Ilustración: Torero cubista de Rafa Chevira, y fotografía de la sepultura de Serafín Uría en el cementerio de El Hoyo de Pinares de Manuel Tabasco)

Timoteo Gallego, alcalde de El Hoyo de Pinares (1952-63)

Publicado en el Programa de Fiestas de San Miguel 2016 de El Hoyo de Pinares

El pasado 8 de julio falleció, a los 98 años de edad, Timoteo Gallego Galán, quien fuera alcalde de El Hoyo de Pinares durante más de una década, un mandato que sin duda marcó un punto de inflexión en la evolución del municipio. Si cada año damos a conocer aquí episodios de nuestra historia local, resulta muy oportuno recordar en esta ocasión algunos de los hitos fundamentales de esa etapa. 

Timoteo Gallego fue nombrado alcalde por el gobernador civil de Ávila el 11 de julio de 1952, sustituyendo en el cargo a Fabriciano Galán Tejedor. Para las más recientes generaciones hay que explicar que, durante el régimen franquista, los alcaldes no eran elegidos democráticamente, sino nombrados por el Gobernador Civil (figura que es la antecesora de los actuales Subdelegados del Gobierno en cada provincia, pero con mayor poder). Los concejales, por su parte, se renovaban por tercios: uno ellos designado por el sector sindical, otro por las instituciones culturales de la localidad y el tercio restante elegido por los cabezas de familia del pueblo, pero sin que se autorizase la existencia de partidos políticos. 

A mediados del siglo pasado, el pueblo carecía de suministro de agua potable. El agua para beber, cocinar, limpiar o asearse, se tenía que llevar en cántaros a las casas. En la parte alta del arroyo se lavaba la ropa. Y en la parte baja del mismo –que atravesaba el casco urbano- y en muchas callejas se arrojaban aguas fecales, porque las viviendas, claro está, tampoco contaban con cuartos de baño ni desagües. 

Éste es el panorama en el que la Corporación Municipal presidida por Fabriciano Galán acuerda poner en marcha en 1951 la ambiciosa obra de abastecimiento de agua al municipio, aprobando un presupuesto de 1.213.138 ptas. y solicitando el auxilio estatal. 

Inauguración red de agua potable
Con la llegada de Timoteo Gallego al frente de la alcaldía, se hace realidad este proyecto, para el que se aprobaron en 1954 presupuestos extraordinarios. 

El agua potabilizada abasteció inicialmente las fuentes públicas y, durante los años siguientes, hasta 1958, se adoptaron los acuerdos precisos que permitieron que llegase a los hogares y que el municipio contase con una red de saneamiento. La transformación que supuso esta obra fue inmensa, en términos sanitarios y de calidad de vida. 

Coincidiendo con el abastecimiento de agua, se construyó en 1955 una nueva fuente en la entonces denominada Plaza de los Mártires, hoy precisamente Plaza del Caño. Con un presupuesto de 14.900 ptas., el cantero Julián Estévez se encargaría de ejecutar esa obra, que actualmente es uno de los emblemas de nuestro pueblo. Luego se le encargarían siete fuentes más, distribuidas por distintos barrios. 

Bendición y entrega de viviendas sociales
Otra de las preocupaciones de la Corporación Municipal que encabezó Timoteo Gallego fue el problema de la vivienda. En muchas casas antiguas, sin las debidas condiciones de habitabilidad e higiene, se hacinaban familias enteras, a menudo sin división de habitaciones y, en no pocas ocasiones, compartiendo espacio incluso con ganado o caballerías. 

El 23 de enero de 1955 el consistorio acuerda ofrecer a la Obra Sindical del Hogar de la Delegación Nacional de Sindicatos dos terrenos del municipio para la construcción de 50 viviendas en cada uno. La primera fase que aprobó este organismo fue de 34 viviendas en el Plan Sindical de 1955. En 1959 se lograría la aprobación de otra promoción de viviendas sociales. Las llamadas popularmente “casas baratas”, en la zona de Fuente Nueva y en la zona de la Herrén de las Ánimas, contribuyeron a mejorar la vida de muchas familias y fueron otro impulso a la modernización del municipio. 

Inauguración Escuelas, 1957
Obra destacable de este período fue también la construcción de lo que hoy conocemos como Escuelas “de arriba”. El 11 de enero de 1953 se dieron los primeros pasos cuando el alcalde expuso al pleno “la imperiosa necesidad de llevar a efecto la construcción de un edificio escolar, donde puedan recibir enseñanza los niños de todas las edades, de la disciplina de Primera Enseñanza, habida cuenta de que los locales actuales habilitados para escuelas en la localidad no reúnen las condiciones de capacidad e higiene que requieren las disposiciones vigentes”. 

Para ello, la Corporación acuerda acogerse a las subvenciones que el Ministerio de Educación otorgaba y utilizar para el futuro edificio escolar un solar de propiedad municipal en la “Herrén del Cristo”. Como curiosidad, señalaremos que hubo de llegarse a un acuerdo con la iglesia, porque en el mismo había estado ubicado un viejo cementerio, cuyos restos se trasladaron al actual (obviamente nos referimos a su ala más antigua, de los años veinte, y no a la ampliación que se llevo a cabo en la década de los ochenta). 

Se acordó que el proyecto contase con dos clases unitarias y ocho clases o grados más, cuatro para niños y cuatro para niñas. El 12 de diciembre de 1954 se sacó a concurso-subasta su ejecución y el 23 de enero se adjudicó al constructor Mario Iglesias Ferrer en la cantidad de 1.200.000 ptas., la mitad subvencionada por el Estado. La ejecución de la obra culminó en 1957. 

 También corresponde a este mandato la edificación del Matadero Municipal de ganados. El 30 de febrero de 1955 se da luz verde al presupuesto, de 198.581 ptas. para unas instalaciones que se ubicarían “en el sitio llamado Los Herrenazos, entre el Camino del Cementerio y la Carretera de Valdemaqueda”. 

 En 1957, el pueblo vivirá una jornada histórica y festiva con la inauguración de la red de agua, las Escuelas y el Matadero, en presencia de las autoridades provinciales. Timoteo quería que el acto gozara de la solemnidad que la ocasión requería y así lo expuso al pleno: “Sería prudente que, al tener lugar la total terminación de las obras de abastecimiento de aguas a la población, así como también las de construcción de los Grupos Escolares y Matadero Municipal, ambas de bastante consideración y de incalculable utilidad para el vecindario en general, se lleve a efecto la inauguración de las mismas con toda la brillantez que sea posible, dada la importancia de estos servicios para el progreso en esta localidad, señalándose una fecha para la realización de la ceremonia, a la que serán invitadas cuantas autoridades y jerarquías sean dignas de tal distinción”. 

El 31 de diciembre de 1960 se acuerda adquirir terrenos para que el Grupo Sindical de Colonización construya una Bodega Cooperativa para los viticultores de El Hoyo de Pinares, edificio cuya ejecución saldría a subasta en el Boletín Oficial del Estado en 1962. 

La educación y la cultura fue otra de las inquietudes del Ayuntamiento, que promovió la creación de una Academia para preparar alumnos de la localidad para el Bachillerato Elemental, dispuso becas municipales para ayudar a las familias de estudiantes y creó la Escuela de Formación Profesional de la Madera, donde muchas personas aprendieron un oficio. 

Una parte de un edificio de titularidad municipal sito en Plaza de los Mártires sería cedido en 1956 para ubicar la Hermandad de Labradores y Ganaderos. La otra mitad del mismo edificio se alquilaría en 1958 por 1.200 ptas. anuales para que el pueblo contase con otro nuevo servicio: la sucursal de la Caja de Ahorros de Ávila. 

También muchas calles, como Santa Teresa, Plaza de la Resurrección, Portugal, Mediodía, etc. fueron pavimentadas en la época, algunas de ellas con adoquinado fabricado por los canteros del propio pueblo. 

La subasta y adjudicación de decenas de parcelas en las zonas de la Perdiguera y Niña Montero a partir de 1959 supuso el impulso decidido del Ayuntamiento a una incipiente colonia veraniega, que transformaría definitivamente la realidad de nuestro pueblo. 

El 24 de julio de 1962 el pleno acordó la construcción de las piscinas naturales, mediante retenciones en el río Becedas. 

El fructífero período de Timoteo al frente de la alcaldía terminó en enero de 1963. No cabe duda de que, durante ese mandato, El Hoyo de Pinares da el salto de la miseria de posguerra al desarrollo. Pasa de ser un pueblo agrario a desarrollar por vez primera los sectores del turismo, la construcción y los servicios, tendencia que continuaría con los dos siguientes alcaldes. 

Podría pensarse que la localidad se limitó a verse beneficiada por esa misma evolución en el país. Y no es cierto. Efectivamente, España experimenta similar transformación con los Planes de Desarrollo, pero fue algunos años más tarde y, además, ese crecimiento económico no benefició a todos los municipios sino que, muy al contrario, marcó el inicio del éxodo rural a las ciudades y la desaparición de no pocos pueblos. 

Fue la capacidad visionaria de quien estaba en la alcaldía, con el apoyo de los integrantes de sus Corporaciones, lo que permitió que nuestra villa se adelantase a tener servicios esenciales para la población y a sentar las bases para, a continuación, promover que pudiera ser también elegida como segunda residencia. Un acierto que cambió el destino de El Hoyo de Pinares, que, hasta mediados de la década de los setenta, experimentaría un notable desarrollo. 

Aunque sólo me estoy refiriendo a su etapa como regidor y no a toda su trayectoria vital, creo que no sería justo quedarnos con la imagen de Timoteo Gallego únicamente como alcalde de la dictadura, aun cuando tuviera esta brillante gestión. Ha de reconocerse también que fue un hombre que, años después, apostó por la reforma democrática, por la reconciliación y por la convivencia de todos. 

Dotado de una gran inteligencia e interesante conversación y con casi un siglo de vida a sus espaldas, Timoteo era historia viva. Una calle con su nombre recuerda hoy en nuestra localidad a un alcalde cuya gestión, como toda obra humana, tendría sus virtudes y sus defectos, pero cuya extraordinaria visión de futuro contribuyó posiblemente a cambiar el destino de nuestro pueblo. 

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Fuentes consultadas: 

- Archivo Municipal. Libros de actas de plenos. (Mi agradecimiento a Juan Luis Beltrán por su inestimable colaboración en la labor de documentación). 
- Libro El Hoyo de Pinares: Imágenes del Ayer. Carlos Javier Galán. 1999. 
- Artículo Los alcaldes del siglo XX en El Hoyo de Pinares. Raúl Santamaría. Programa de fiestas 2002. 
- Artículo Timoteo Gallego Galán, de la serie Alcaldes de Hoyo de Pinares. Juan de Pablo Ayuso. El mirador de la Sierra
- Serie de artículos Retazos de nuestra historia. Carlos Javier Galán. Programas de fiestas de San Miguel en El Hoyo de Pinares, 2001 a 2005. 
- Boletín Oficial del Estado 
- Diario de Ávila 
 - Diario hoyanco

Imágenes:

- Fotografías cedidas por Timoteo Gallego Galán para el libro El Hoyo de Pinares: Imágenes del Ayer, de Carlos Javier Galán.

Homenaje a Teresa Beltrán

Hoy sábado 10 de septiembre El Hoyo de Pinares rendirá merecido tributo a la acuarelista natural de esa villa Teresa Beltrán. Por diversas circunstancias, no será posible que esté físicamente presente y participe en el acto, pero nada ni nadie va a impedir que, aunque sea desde la distancia, sume mi palabra a este homenaje.

Nuestra primera conversación tuvo lugar hace casi treinta años, con ocasión de una entrevista que le hice para Diario de Ávila. Yo formaba parte entonces de un grupo de jóvenes que habíamos fundado una asociación con la intención de cambiar el panorama de la entonces inexistente vida cultural de nuestro pueblo. Por su parte, Teresa acababa de exponer, con una gran acogida, por vez primera en la localidad. Por fin se había animado a sacar de la invisibilidad su arte, en el comienzo de una trayectoria que estaría repleta de éxitos y reconocimientos. La casa de Teresa se convirtió aquellos años en un refugio, en una trinchera de belleza y de poesía, en la que íbamos coincidiendo personas que compartíamos inquietudes, al calor de la tertulia y la amistad.

En las décadas siguientes la calidad artística de nuestra paisana fue siendo cada vez más conocida y reconocida nacional e internacionalmente. La obra de Teresa protagonizó exposiciones individuales y formó parte de muestras colectivas y comenzó a formar parte de importantes colecciones públicas y privadas. Las numerosas distinciones tuvieron su cota más alta cuando obtuvo la Medalla de Oro en acuarela del Concurso Nacional de Pintura, convocado por la Federación de Casinos de España. Además, por sus clases en El Hoyo de Pinares y en el Centro Cultural Palacio Los Serrano de la Obra Social de Caja Ávila han pasado a lo largo de los años numerosos alumnos, que se han iniciado de su mano en el mundo de la pintura.

Teresa había sido ya homenajeada en Navalperal de Pinares, en el municipio segoviano de Zarzuela del Monte -por su impulso a la notable pinacoteca del municipio- y en Ávila, primero con un premio de la Asociación de Mujeres Empresarias Ximena Blázquez y luego en un cálido e inolvidable acto que organizó el propio Ayuntamiento de la ciudad... Sin duda, ya tocaba que nuestro pueblo se uniera y, por ello, aplaudo este oportuno gesto de la Corporación Municipal.

"Cuando el alma no colabora con las manos, no hay arte", dijo el gran Leonardo Da Vinci. Eso es exactamente Teresa: no sólo técnica, no sólo talento, también, y muy especialmente, alma. Que sigamos disfrutando muchos años de esa creatividad y esa sensibilidad. Felicidades.