Ustedes y yo, para defender aquello en lo que creemos, aquello
a lo que aspiramos, hemos votado, hemos opinado, hemos escrito o hablado, tal vez hemos
hecho huelga, o nos hemos manifestado... Siempre hemos utilizado como única
arma la palabra. A menudo los políticos nos han ignorado y lo seguirán haciendo.
Es probable que no consigamos nunca muchos de nuestros sueños. Pero no hemos
convertido en una pesadilla la vida de nadie.
Ustedes y yo no hemos pegado un tiro en la nuca a un chaval
de veintitantos años por pensar diferente a nosotros, por haber sido elegido
por su pueblo para representarle. Ustedes y yo no hemos enterrado vivo
durante meses a nadie en un zulo. Ustedes y yo no hemos puesto ninguna bomba debajo de un
coche, ni en unos grandes almacenes, ni en un aeropuerto. No hemos
amputado piernas ni brazos. No hemos chantajeado ni
amenazado a empresas o a familias. Porque sabemos que no todo vale, porque hay
principios elementales que siempre tuvimos claros.
Ustedes y yo no nos sentaremos dentro de unos meses en el
parlamento tras haber ganado notoriedad sembrando durante años el miedo y el
odio.
Ustedes y yo no seremos hoy portada de ningún medio informativo. Ustedes y yo ayer no emitimos ningún comunicado diciendo que vamos a dejar de matar. Porque nunca
hemos matado a nadie y no lo haremos.
Ustedes y yo no hemos exigido que los gobiernos de dos
países se sienten a negociar con nosotros. Ustedes y yo
ayer no enaltecíamos a asesinos ni a delincuentes encarcelados, porque en ese momento
estábamos acordándonos de las víctimas, de todas y cada una de esas personas cuya
muerte nos dolió, las que nos empujaron a salir a la calle a exigir su libertad,
ésas a las que nadie podrá devolver la vida del ser querido, o los días de
cautiverio sufridos, o la integridad física perdida, a las que nadie podrá
quitar el dolor, las secuelas, las heridas del cuerpo y del alma. Estábamos
pensando en los millares de personas para las que el nauseabundo comunicado de
unos miserables llega ya irremediablemente tarde.
Lo siento, pero no me uno a la fiesta. No voy a dar las
gracias a ningún verdugo por perdonarnos la vida.