Don Manuel

Publicado en Diario de Ávila, 26.09.2017

Hay personas que forman parte de tu paisaje vital de tal forma que crees que nunca dejarán de estar. La noticia de la muerte de Manuel Tabasco me sorprendió a muchos kilómetros de mi pueblo y me invadió la incredulidad y una profunda tristeza. La de decir adiós desde la distancia al maestro y al amigo, a tantos años de vivencias y de complicidades. 

Cierro los ojos y recuerdo cuando de niños caricaturizábamos a D. Manuel y su Vespa y le arrancábamos su sonrisa con aquellos artículos gamberros publicados en el periódico del colegio. Lo veo enseñándome pacientemente cómo revelar fotografías en blanco y negro en el cuarto oscuro que montó en su garaje. Regalándome ilusionado una botella de vino de su cosecha. Mostrándome los suplementos especiales del Diario de Ávila para las fiestas, que con tanto mimo preparaba. Encontrándomelo en la calle cuando ya se marchaba a casa, diciendo con alegría “hombre, mi amigo…” y dándose la vuelta sólo para tomar un vino juntos y conversar un rato. 

Ejerció como maestro durante décadas. Y de esa larga trayectoria, nada menos que 37 años los dedicó a la enseñanza precisamente en su pueblo, El Hoyo de Pinares. Vocacional y entregado, era innegable la satisfacción y el orgullo con que seguía luego los pasos y los éxitos de sus antiguos alumnos.

Ordenado y metódico, gustaba de una vida sencilla, casi como aquellos cuadernos de clara caligrafía con los que nos explicaba la geografía y la historia. Disfrutó de su trabajo, de sus aficiones –el campo, el aeromodelismo, la mecánica, el vino de pitarra, la fotografía…-, de su familia –adoraba a su mujer y sus hijas-, de su pueblo... 

En 1984 comenzó a ser corresponsal de Diario de Ávila. El periódico abulense había tenido esporádicamente colaboradores en nuestra localidad, algunos de brillante pluma, pero no había logrado nunca una verdadera continuidad en ese cometido. Con él lo consiguió. El Diario alcanzó mayor difusión local y se seguía con notable interés. El nombre de El Hoyo de Pinares comenzó a ser mucho más conocido en una provincia donde, sorprendentemente, se le había ignorado con frecuencia. Nos retrató y narró cumplidamente desde sus páginas más de treinta años de la vida de nuestro pueblo, incluyendo momentos históricos ya inolvidables. Deja el excepcional legado de un archivo gráfico y de textos sobre la vida local y merecerá la pena que su municipio y su periódico acometan el esfuerzo de una exposición conmemorativa que, además, sirva para rendirle homenaje. 

Frente a tantas personas expertas en escurrir el bulto, siempre se podía contar con él. Siempre. Para lo que se le pidiera. Todo lo que fuera bueno para la gente que quería, para la educación y la cultura, para su pueblo del alma, contaba de antemano con su colaboración entusiasta. 

Resultará difícil acostumbrarse a que no esté ahí, con su cámara, con sus ocurrencias, con sus singularidades, con ese afecto que nos fue repartiendo a los demás cada día durante toda su vida.
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(Fotografía de Lola Ortiz, Diario de Ávila)

Recuerdo

Publicado en Diario de Ávila, 26.09.2017

- ¿Qué pasa, macho? 
- Hombre, Nasta, ¿qué tal? 

Este año no estará puntual en la víspera, saludando y haciendo preguntas –a veces convencionales, a veces sorprendentes- a los músicos, a los empleados municipales o a cualquiera de sus paisanos que se acercara por allí…. Ya no volveremos tampoco a encontrarlo en los partidos del club de fútbol. O en tantos momentos de la vida de su pueblo que no quería perderse… 

Inolvidable, afectuoso, entrañable. Este año el primer cohete de las fiestas subirá al cielo por él.
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(Fotografía: Tere Galán)

Hace 40 años: primeras elecciones democráticas en El Hoyo de Pinares

Publicado en el Programa de Fiestas San Miguel 2017 de El Hoyo de Pinares.

En el referéndum del 15 de diciembre de 1976, los hoyancos habían respaldado por amplia mayoría, como el resto de españoles, la Ley para la Reforma Política, que abrió la puerta a la existencia de partidos, después de cuatro décadas de prohibición, y que preveía la celebración de elecciones parlamentarias. Se trataba del instrumento legal que permitiría una transición pacífica de la dictadura a la democracia y lo había impulsado Adolfo Suárez, el joven presidente del gobierno nacido en nuestro vecino pueblo de Cebreros y nombrado unos meses antes por el rey Juan Carlos. 

Se ha cumplido este año el 40º aniversario de las primeras elecciones de la actual democracia, que tuvieron lugar el 15 de junio de 1977. Pero ¿cómo fueron esos comicios en nuestro pueblo? 

En la provincia de Ávila había que elegir, como ahora, tres diputados y cuatro senadores. Los primeros, en listas cerradas presentadas por partidos políticos o agrupaciones de electores, y los segundos marcando cada votante tres candidatos en una lista abierta. Unión de Centro Democrático (UCD), la coalición creada en torno al presidente del gobierno, presentaba como cabeza de la lista al Congreso en nuestra provincia al empresario abulense Fernando Alcón Sáez, fallecido el año pasado, una persona del círculo de confianza de Suárez. El número dos era un letrado del Consejo de Estado, José María Martín Oviedo, y el número tres el farmacéutico Daniel de Fernando Alonso. El principal candidato de UCD al Senado por Ávila era el médico Alberto Dorrego González, que concurría a la cámara alta junto con Darío Benito García, ex director de la clínica Santa Teresa, también fallecido en 2016, y Julio García Benavides. 

El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) cuyo secretario general era Felipe González, optó en Ávila en aquella ocasión por una candidatura mayoritariamente cunera (es decir, candidatos que no eran de la provincia). Al Congreso la encabezaba Eduardo Ferrera Ketterer, al que seguían José Segovia Pérez y Ángel Ramón Martínez Marín. Su aspirante más destacado al Senado fue el que años después sería presidente de esa cámara, José Federico de Carvajal Pérez, acompañado por Rodolfo Vázquez de Marcos y Mariano Gómez Sánchez. 

Alianza Popular (AP), federación de partidos que presidía el ex ministro Manuel Fraga Iribarne, presentó como cabeza de lista al Congreso por Ávila a Ángel Herrero Esteban, junto con Pedro Baudín Sánchez y Lucidio Herráez Navas. Su terna al Senado la integraban Francisco Abella Martín, el médico analista Faustino Cermeño Cermeño y el industrial Jaime Santamaría Bejarano.

La candidatura abulense al Congreso del Partido Comunista de España, liderado por Santiago Carrillo, la integraron el economista Carlos Sáenz de Santamaría, Antonio González Rodilla y el que luego sería historiador y catedrático Serafín de Tapia Sánchez. El PCE, que había sido legalizado dos meses antes, no presentó candidatos al Senado por Ávila. 

Había una persona vinculada a El Hoyo de Pinares en una de las candidaturas: Miguel Lobato Martín fue cabeza de lista al Congreso por Ávila del partido Fuerza Nueva (FN) que presidía Blas Piñar. Le acompañaban Marino del Pozo Marín y Andrés Joaquín Arribas García, mientras que José García López y Ramón Fernández Cabezudo fueron aspirantes al Senado. Al año siguiente, Lobato resultaría elegido concejal en nuestro pueblo por la candidatura Independientes de Navaserrada, que obtuvo dos representantes en el Ayuntamiento surgido de las primeras elecciones municipales de la actual democracia. 

Las otras formaciones que concurrieron en 1977 al Congreso en nuestra provincia fueron: el Partido Socialista Popular (PSP) de Enrique Tierno Galván, que más tarde se integraría en el PSOE; la Federación de la Democracia Cristiana (FDC) de Joaquín Ruiz-Giménez y José María Gil-Robles, que vio frustradas sus expectativas electorales al quedar como grupo extraparlamentario a nivel nacional; el Movimiento Socialista (MS); y la Agrupación Electoral de los Trabajadores de Ávila. 

Durante la campaña electoral, que duró 21 días, se celebraron también en nuestro pueblo los primeros mítines después de cuarenta años, actos de los que no parece que exista ningún testimonio gráfico, por lo que he podido indagar, puesto que no era tan usual la posesión de cámaras fotográficas. Tampoco hay que olvidar que un cierto temor se unía entonces a una indudable y extendida esperanza. Por otro lado, la organización de los partidos era aún muy rudimentaria e incipiente. Habría que esperar a las primeras elecciones municipales, en 1979, para que empezaran a articularse a nivel local los grupos políticos. 

Un recuerdo curioso de la campaña fue que, en medio de los actos por toda la geografía nacional, el propio presidente Adolfo Suárez realizó el 10 de junio un viaje sorpresa a su localidad natal que, según aseguraron los periódicos de la época, no había sido anunciado con antelación ni a las autoridades ni a los medios. A las 11’30 h. llegó con su esposa Amparo Illana al pueblo vecino, donde saludó a sus paisanos, que se le acercaban por la calle. Entró a un bar en la plaza, con el alcalde cebrereño Vicente Marín, su cuñado y secretario Aurelio Delgado y otros acompañantes. Después asistió a misa en la iglesia parroquial y a la procesión del Corpus Christi. Antes de emprender regreso a Madrid, se despidió saludando desde un vehículo descapotado a los numerosos vecinos de Cebreros que lo aclamaban.

La jornada electoral del 15-J se desarrolló en El Hoyo de Pinares con una elevada participación: el 84,73 % del censo acudió a las urnas. Parece que había ganas de estrenar democracia.

Como anécdota, podemos señalar que en el pueblo era frecuente entonces votar incluso sin exhibir siquiera el DNI, porque los miembros de la mesa electoral conocían prácticamente a todos los electores. 

Igual que sucedió en el ámbito nacional, UCD fue también la vencedora a nivel local: obtuvo en El Hoyo de Pinares 625 votos al Congreso, lo que suponía el 44,20 % del total. Le siguió el PSOE, con 481 sufragios, un 34,02 %. En tercera posición, Alianza Popular, con 111 votos, un 7,85 %. Por su parte, Fuerza Nueva, con Miguel Lobato como cabeza de lista, cosechó 75 votos, el 5,3 %. Le siguieron: la Federación de la Democracia Cristiana con 45 votos (3,18 %); el Partido Comunista con 43 (3,04 %), el Partido Socialista Popular con 17 votos (1,2 %), la Agrupación Electoral de Trabajadores de Ávila con 6 votos (0,42 %) y el Movimiento Socialista con 2 (0,14 %). 

Tras el escrutinio definitivo en nuestra provincia, la lista de UCD logró los tres escaños del Congreso, resultado que revalidó en las siguientes elecciones, celebradas en 1979, una vez aprobada la Constitución. Después, nunca más se ha repetido, hasta la fecha, que un solo partido logre los tres puestos en el Congreso. Los primeros diputados democráticos por Ávila fueron, por tanto, Fernando Alcón, José M. Martín Oviedo y Daniel de Fernando. 

De los escaños en el Senado, tres se asignaron a UCD (Alberto Dorrego, Darío Benito y Julio García Benavides) y uno fue para el PSOE (Federico de Carvajal). 

El Hoyo de Pinares y todos los demás pueblos de España apostaron entonces por superar definitivamente el enfrentamiento civil y por dejar atrás la etapa franquista. Comenzaba el camino del pluralismo y de la convivencia. Como dice el epitafio de Suárez en la catedral de Ávila, “la concordia fue posible”. Una conquista colectiva que ojalá sepamos conservar y fortalecer.

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Ilustraciones: 
- Carteles electorales de junio 1977
- Adolfo Suárez en el bar Talín de Cebreros, junio 1977. Fotografía del archivo de Diario 16 propiedad de la Fundación San Pablo CEU, depositado en el Museo Adolfo Suárez y la Transición en Cebreros 

Pregonero de las Fiestas de El Hoyo de Pinares 2017

El próximo jueves 28 de septiembre tendré el honor de ser pregonero de las fiestas patronales de mi pueblo, El Hoyo de Pinares (Ávila). 

Muchas gracias a la Corporación Municipal de esta villa por haberme invitado a abrir las fiestas de San Miguel 2017. 

A quienes os apetezca y podáis asistir, me encantará veros por allí. La cita es en la Plaza de España a las 22:15 horas. Para el resto, intentaré publicar después el pregón. Me hace mucha ilusión y haré lo posible por estar a la altura del encargo. 

Sobre el “Paseo de las Leyendas” del Metropolitano


Nos dirigimos a ustedes en representación de la Asociación Peña Rojiblanca Los 50, que tiene entre sus fines sociales, entre otros, “cultivar y recuperar el espíritu, la solera, las tradiciones, la Identidad y la Historia, así como los valores humanos, sociales, culturales y deportivos que son inherentes al Club Atlético de Madrid”, como figura en nuestros Estatutos. 

A través de los medios de comunicación hemos tenido noticia de que se está procediendo a instalar, en el denominado Paseo de las Leyendas, junto al Estadio Wanda Metropolitano, una serie de placas de reconocimiento a los jugadores que vistieron la camiseta del Atlético de Madrid al menos en cien partidos. 

La denominación que se ha dado a este memorial, al hablar de leyendas, parecería apuntar más una valoración cualitativa que cuantitativa y, sin embargo, no ha sido así. Somos conscientes de que, con la aplicación de un criterio puramente objetivo y numérico, se ha pretendido precisamente evitar la subjetividad en la selección. 

Pero el resultado final es difícilmente asumible para el aficionado del Atleti, pues estarán ausentes nombres cuya aportación a nuestra historia deportiva y social es incuestionable, como Panadero Díaz, Leivinha, Dirceu, etc. y, sin embargo, conviviremos con placas de reconocimiento a jugadores cuya relevancia fue escasa o, lo que es peor, a algunos que, con su comportamiento en el momento de su marcha del club o con posterioridad, consiguieron ganarse una justificada antipatía prácticamente unánime de nuestra afición (el caso de Hugo Sánchez es paradigmático en este sentido). 

Por eso les hacemos llegar la propuesta de que se introduzca algún criterio adicional (relacionado con el número de temporadas en el Club, la participación en títulos o éxitos deportivos o incluso la identificación con los valores del club y la sintonía con la afición) que pueda servir de factor de corrección, o bien que se arbitren procedimientos que posibiliten determinadas excepciones al criterio cuantitativo adoptado. 

Por ejemplo, se podría establecer un mecanismo por el que los abonados (con un determinado número de adhesiones), las peñas, o personas o estamentos representativos de nuestra historia (veteranos, senado…) pudieran solicitar formalmente a esa Junta Directiva la inclusión en ese Paseo de las leyendas de determinados nombres que, aun sin haber alcanzado el centenar de encuentros con la rojiblanca, sean merecedores de nuestro recuerdo y gratitud. Y quizá, al contrario, se podría establecer algún procedimiento por el cual la afición pudiera instar, excepcionalmente y con un respaldo cualificado, el veto a determinados jugadores que, habiendo disputado esa cifra de partidos, hayan tenido luego un comportamiento que no les haga acreedores de nuestro reconocimiento. 

Entendemos la dificultad que tiene cualquier elección de este tipo, pero creemos que, introduciendo algún procedimiento participativo en la línea de los que sugerimos, podría obtenerse un resultado que evite ciertas presencias incómodas, pero, sobre todo, que ponga remedio a no pocas ausencias injustas: nombres que gozan de un merecido reconocimiento mayoritario de la afición rojiblanca y que, sin embargo, no tendrá reflejo material en las placas que se están instalando. 

Un cordial saludo.