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Un dios salvaje

Dos matrimonios se reúnen para ver cómo afrontan el incidente protagonizado por sus hijos, en el que uno de ellos, al sentirse insultado, le ha roto al otro dos dientes con un palo.

Éste es el planteamiento del que parte Un dios salvaje, la obra a la que asistí la semana pasada en el Teatro Alcázar de Madrid, junto con tres compañeras de trabajo y amigas.

Un reparto de lujo -Aitana Sánchez-Gijón, Maribel Verdú, Pere Ponce y Antonio Molero- da vida con mucho talento a los personajes de esta historia.

Inicialmente todo es extrema corrección, compostura y buenas maneras en la conversación. Tanto que, ya desde el principio, se respira el artificio y la falsedad. A lo largo de la representación, las caretas, la urbanidad y las formas van cayendo. Y hasta qué punto. No sólo asomarán los auténticos pensamientos de fondo, sino los secretos inconfesables de cada cual, los reproches y la agresividad, en una batalla de todos contra todos, en la que los aliados cambian a cada momento y los adultos demuestran ser mucho peores que los niños que se habían peleado.

Comedia, sí, y además divertidísima, pero también con un poso para la reflexión. Como pasaba con El Método Grönholm. No en vano, el autor de esta última, Jordi Garcerán, es quien ha adaptado Le dieu du carnage, de Yasmina Reza (la autora de Arte), mientras que Tamzin Townsend, que dirigió El Método... en Madrid, dirige también ahora Un dios... Claro que yo creo que Tamzin últimamente lo dirige casi todo...

Las dos actrices protagonistas deseaban desde hace tiempo trabajar juntas en teatro. Parece ser que Maribel Verdú vio la obra en Francia, se lo comentó a Aitana Sánchez-Gijón y así eligieron este texto para un fructífero encuentro profesional.

Muy recomendable. Y hay poco tiempo, creo que sin posibilidad de prórroga, porque Aitana y Maribel tienen otros compromisos artísticos. No se la pierdan, disfrutarán con la trama y con la interpretación y seguro que se reirán.

Por cierto, la noche de teatro terminó, antes de las cañas de rigor, con una guinda fantásica: estuvimos con Aitana Sánchez-Gijón en su camerino. Pero eso merece que lo cuente en una entrada aparte...

(Fotografía descargada del dossier disponible en la web del Teatro Alcázar).