Hace algunos meses comentaba, en otra entrada de este mismo blog, que no era fruto de la casualidad que un pequeño municipio como El Barraco hubiera alumbrado tantos ciclistas de prestigio. Pues bien, salvando las distancias, resulta que de El Hoyo de Pinares, otro pueblo abulense de apenas 2.500 habitantes, han salido en los últimos años varios componentes de orquestas musicales, unos cuantos integrantes de charangas y, además, que yo recuerde de memoria, al menos una profesora de Conservatorio, algo así como siete profesores de música –en Enseñanza Secundaria o ejerciendo en distintas Escuelas Municipales de varias localidades-, decenas de estudiantes de Conservatorio de grado medio y superior, dos músicos militares… Es una proporción inusual para un municipio rural donde hay sólo unos centenares de jóvenes. Y todo esto, ya se imaginarán, tampoco ha brotado por generación espontánea.
En 1988 se creó la Escuela Municipal de Música, por la que han pasado, desde su fundación y hasta la actualidad, decenas de jóvenes que han encontrado en la expresión musical a veces un simple hobby, a veces incluso una profesión, y casi siempre una pasión y una vocación.
En 2008, la Escuela de Música de mi pueblo cumplía, pues, dos décadas y, para celebrarlo, se llevaron a cabo a lo largo del año numerosas actividades públicas, que sirvieron para dar a conocer con más detalle esta obra que -con escasez de medios pero con sobrado entusiasmo y entrega por parte de profesores, alumnos y directivos- ha desarrollado una labor encomiable. El colofón a esta serie de actos tuvo lugar con ocasión de la festividad de Santa Cecilia, patrona de los músicos, el pasado mes de noviembre.
Ese día, además de inaugurarse un monumento a la Escuela de Música y la Banda que de ella nació, se presentó un magnífico libro, El triunfo de una vocación, del que es autor Antonio José Ropa Mañas, y que da un completo repaso a la historia musical de la villa y a lo que ha supuesto esta iniciativa, de la que El Hoyo de Pinares se siente tan orgulloso.
Fue un día muy especial: brillante, divertido, emotivo, repleto de sensaciones y de muchos recuerdos. Mi ejemplar del libro, recién adquirido, parecía ya envejecido por el uso. Alguien me dijo: “Te lo estamos estropeando”. Pero a mí me parecía lo contrario: que era el ejemplar más hermoso de todos, porque en él estamparon afectuosas dedicatorias no sólo el autor, sino el resto de personas que habían intervenido en el acto, los presidentes que ha tenido la Escuela, los profesores de la misma y muchos de los componentes de la Banda (al resto ya les iré pillando después), así que poseo un precioso recuerdo de una iniciativa a la que tengo cariño y a la que me siento muy unido.
Yo no tengo ni idea de música, desafino hasta silbando y no soy más que un mero oyente o un espectador que disfruta con ella. Pero he seguido de cerca la ilusión y el trabajo desarrollados en la Escuela y la Banda y no puedo, por descontado, percibirlo como algo ajeno. Durante los dieciséis años en que fui concejal, lógicamente viví muy de cerca la marcha de la Escuela Municipal de Música y, en aquellos períodos en que, además, desempeñé la delegación de Cultura, intervine de forma mucho más intensa.
El autor de este libro conmemorativo, Antonio Ropa, me hizo el honor de invitarme a intervenir en el acto, así como colaborar en su organización, y acepté encantado.
Por la mañana, en un hermoso gesto, la Banda se acercó a los hogares de los músicos más pequeños que ese día entraban a formar parte de la misma y, entre la ilusión de ellos y la emoción de sus familiares, les incorporó al pasacalles. Seguidamente se inauguró el monumento, que representa un arpa, y del que es autor Óscar Roda, precisamente uno de los integrantes de la promoción fundacional de la Banda y que sigue en activo.
La introducción al acto público de presentación del libro corrió a cargo de la periodista de Telemadrid Chus Galán, vinculada familiarmente a la localidad. Chus destacó que esta obra “es un perfecto archivo de cien años de historia de la música en El Hoyo de Pinares” y aseguró que “con este libro tendremos en nuestro poder parte del espíritu, de la esencia de este pueblo y, cuando pase el tiempo, estemos donde estemos, cada vez que lo descubramos en nuestra librería nos hará dibujar una sonrisa”. Elogió la dedicación del autor porque “por mucho tiempo que se tenga, dedicarle mil horas a un libro a cambio de nada es verdaderamente generoso. Y digo esto porque él se reserva el 'copyright' intelectual pero ha cedido todos los beneficios económicos a la Escuela Municipal de Música. Y todos los que han colaborado en la elaboración de este libro también lo han hecho desinteresadamente”.
La alcaldesa de la localidad fue la siguiente en saludar a los asistentes. Pilar Ochando felicitó a la Escuela de Música y a la Banda por este vigésimo aniversario y por el trabajo desarrollado calladamente a lo largo de tanto tiempo por directivos y profesores, “que está fomentando algo que tiene mucho futuro como desarrollo intelectual y cultural para nuestra comunidad”.
El Presidente de la asociación que gestiona esta iniciativa formativa y musical, Juan Herráez, detalló cómo se gestó la decisión de elaborar el libro y cómo se han desarollado los actos conmemorativos a lo largo de 2008. Afirmó que “desde la Asociación Escuela de Música valoramos y agradecemos las muestras de afecto de las distintas asociaciones y peñas y de todo el pueblo en general”.
El siguiente turno me correspondió a mí. Es una pena que el video no recoja la presentación que hizo Chus, porque quedó simpática. “El siguiente en hablar es, seguro, al que más conozco de esta mesa”. Comentó que siempre que me refiero a ella –en este blog o en otros artículos- lo hago como “la periodista de Telemadrid Chus Galán…, mi prima”. Así que, después de recordar que soy abogado, que he ejercido como concejal durante dieciséis años y varios de ellos como teniente de alcalde, que participo activamente en la vida cultural del pueblo..., terminó vengándose y me presentó, entre las risas de los presentes como “Carlos Javier Galán…, mi primo”. Así que no pude por menos que comenzar mi intervención con un “gracias, prima”.
Yo expliqué que para mí era un honor intervenir en este acto “por el autor, con el que me une amistad”, “por el libro, porque veréis que es una magnífica obra”, “por la Escuela, que es la iniciativa cultural más importante que hemos tenido en la historia de este pueblo y que además concita la unanimidad de todos”, “y también por amistad con varios miembros de la Banda a los que tengo especial afecto”.
Expresé mi opinión de que “lo milagroso no es tanto la creación de la Escuela, con ser importante, sino que veinte años después siga aquí” puesto que “nuestro pecado había sido hasta ahora la falta de constancia”. Elogié los actos conmemorativos del XX aniversario que han servido “para que todo el pueblo vuelva la mirada sobre la Escuela y la Banda y no sólo vea lo externo, lo bien que nos lo hace pasar en algunos momentos, sino todo el esfuerzo que hay detrás de esta iniciativa”.
Respecto al autor, Antonio Ropa, aseguré que, a mi juicio, “nadie podía haberlo hecho mejor”. Por un lado “por su cariño a El Hoyo de Pinares, porque, aun no habiendo nacido aquí, familiarmente está muy vinculado e integrado y ha participado en la vida cultural, asociativa y recreativa del pueblo durante estos años”. Pero también, por otro lado, por su extrema minuciosidad y su perfeccionismo, cualidades sobre las que bromeé cariñosamente, entre las risas de los presentes y especialmente de su familia y de las personas más cercanas, que le conocen bien. “En el libro estamos prácticamente todos, refleja una parte de nuestra propia vida de estos veinte años”.
Valoré positivamente que esta obra no sólo hable de la Escuela, sino que recuerde sus antecedentes, incluyendo un resumen de la historia musical de nuestro pueblo, sus costumbres, su folclore musical, sus rondas y también iniciativas anteriores de antiguas Rondallas y Bandas de Música, “porque la Escuela no surge de la nada, sino que nace en el contexto de una tradición musical”.
Elogié el acierto de que, al lado de la Banda, se creara en su día una Escuela, que garantiza la superviviencia de aquélla porque es “un vivero permanente que va incorporando savia nueva a la Banda”. Recordé que la Banda de Música de El Hoyo de Pinares es muy valorada en Castilla y León y que su ejemplo ha dado origen a otras Bandas en distintas localidades.
Además, subrayé que el libro “no es una enciclopedia fría que sólo ofrezca datos y más datos, sino que es una obra amena, que se lee con gusto. Y a eso ayuda también que hay una parte, en la que, dentro de los perfiles de los músicos, se incluyen anécdotas de estos veinte años... Yo me he reído mucho con algunas de ellas”.
Terminé recordando que el poeta H. Martín Borro escribió hace años que El Hoyo de Pinares “es un pueblo que canta” y que allí donde suena la música “existe la felicidad”. Di las gracias a todos cuantos han hecho posible estas dos décadas fructíferas de la Escuela y la Banda, que tanto nos han hecho disfrutar, “y a Antonio, como cronista, por haberlo contado tan bien”.
Me sucedió en el uso de la palabra otro compañero abogado, Jacinto Blanco, que calificó el libro como “un compendio histórico documentado y riguroso” que demuestra la profunda y laboriosa dedicación del autor y que “quedará incorporado para siempre a los anales de la historia de este pueblo”. Recordó que “en El Hoyo de Pinares existe una acentuada vocación musical, es un pueblo melómano, y resultado de ello ha venido a ser la Escuela de Música y su criatura, la Banda”. “El espléndido presente que hoy viven ambas instituciones –prosiguió- lleva a congratularse de ello y a confiar en que su futuro nos deparará a hoyancos por nacimiento y adopción, como el que habla, innúmeras satisfacciones”, por lo que deseó larga vida a esta obra cultural.
Uno de los integrantes de la Banda de Música de El Hoyo de Pinares desde su fundación, Rubén Roda, manifestó que “es un orgullo para nosotros, los músicos de esta Escuela, la aparición de este trabajo, que no sólo tiene como finalidad el reconocimiento a la labor realizada durante veinte años por esta gran familia compuesta por profesores, directivas, alumnos y músicos, sino que es un espejo de lo que representa en nuestro pueblo nuestra principal afición, la música, ese arte tan necesario para el ser humano”. Coincidió en que “recoge acertadamente los orígenes de la cultura musical en nuestro pueblo”, todo ello “unido a un exhaustivo relato de la historia de la Banda actual y a una presentación en detalle del funcionamiento de la Escuela”, por lo que “constituye una verdadera enciclopedia de la música en El Hoyo de Pinares”.
Se dirigió al autor con estas palabras: “Antonio, queremos darte intensamente las gracias por dedicar todo tu esfuerzo y tesón para llevar a cabo esta magnífica obra” porque “con este libro has contribuido a enriquecer el patrimonio cultural” del pueblo. “Para expresarte nuestro más humilde pero sincero agradecimiento -concluyó- por tu impagable esfuerzo y dedicación, me quedo sin palabras.... Y, después del silencio, lo que más se acercaría a expresar lo inexpresable, sería la música”.
Otro músico, Raúl Abad, puso el contrapunto con sus ingeniosos comentarios. Habló también de la síntesis que el libro ofrece sobre la historia musical del pueblo, recordando como anécdota, por ejemplo, que incluye un acta municipal de 1908, en el que se contrataban “músicos de aire” para las fiestas por doscientas pesetas. “No está mal, si tenemos en cuenta que es lo mismo que entonces cobraban los toreros… y lo de músico parece menos arriesgado”. Considera que el libro refleja muy bien la ilusión que presidió la creación de la Escuela: “me he sentido totalmente identificado”, aseveró. Subrayó la “evolución musical del pueblo, que ha pasado de considerar la música solamente diversión, a entender algo de este arte”. No pudimos evitar unas risas cuando Raúl quiso definir el libro como “colofón final” de los actos de Santa Cecilia y, en un lapsus, lo definió como “colocón final”. El joven músico se preguntó ante el éxito de una iniciativa asi: “¿Cómo ha sido posible esto? ¿por genética? ¿por las piñas? –bromeó-… Creo que aquí hay algo que en este pueblo nos hace sentir la música de una forma muy especial” y agradeció a Antonio Ropa el regalo que ha hecho a El Hoyo de Pinares con este libro.
Cerró el acto, como es lógico, el propio autor, Antonio J. Ropa, quien comenzó bromeando: “Las personas que han intervenido anteriormente no han escatimado palabras de elogio hacia mi persona y hacia el libro que hoy presentamos. No me han extrañado tantos halagos, porque tuve la picardía de elegirlas entre mis amigos y un amigo nunca habla mal de otro amigo… sobre todo si éste está presente”.
Explicó que el libro cuenta con una primera parte dedicada a la música tradicional del pueblo, un segundo bloque dedicado a la propia Escuela de Música y a lo acontecido en sus veinte años de existencia, un tercer apartado sobre la historia de la Banda de Música y un último capítulo dedicado a la propia conmemoración de este XX aniversario.
“La historia no se escribe si no existen los protagonistas –afirmó- y, en este caso, yo lo he tenido muy fácil. Por un lado, he contado con un pueblo repleto de ricas tradiciones folclóricas y, por otro, con los músicos y alumnos de ahora, rebosantes de experiencias musicales. Entre todos habéis escrito el libro. Yo sólo he tenido el privilegio, el honor y la oportunidad de ahondar en la historia de la vocación musical que los hoyancos lleváis innata. Mi mayor deseo es que os guste y que haya sido capaz de plasmar todo cuando de grandeza tiene vuestra historia musical”.
"Las piñas –terminó, haciendo referencia al fruto más típico de la localidad- no sólo nacen de los pinos piñoneros. Existen otras piñas humanas, unidas por el arte, el buen hacer y la buena gente, que son capaces de resistir los avatares más aciagos y salir airosas y triunfantes. Vuestras armas han sido la constancia y la fe en lo que hacíais. El premio, el éxito de estos veinte años de buena música y reconocido prestigio”.
Como cierre del acto, la Asociación Escuela Municipal de Música hizo entrega al autor de una placa de agradecimiento y, finalmente, se proyectó un audiovisual elaborado por otro músico, Luis Miguel Tejedor, con una acertada y emotiva selección de imágenes de estas dos décadas.
Por la noche, la Banda de Música clausuró los actos de su XX aniversario con un brillantísimo concierto, en la iglesia de San Miguel Arcángel, donde destacararon las bandas sonoras de cine y los fragmentos de ópera y zarzuela.
(Fotografías: Francisco Javier Tabasco y Francisco Javier Sánchez Doello. Videos grabados por Carlos Rodríguez).
7 comentarios:
que deprisa hablas tronco, empiezas mas pausado pero luego te embalas... en lo de las pipas estas sembrao, viendo el libro se ve que aciertas y que el autor es asi.
¿Deprisa yo, J.P.? Calumnias :-) ... Mira que me esfuerzo y suelo empezar despacito como tú dices...
Lo de Antonio Ropa ya te confirmo yo que sí es así, sistemático y minucioso. Cuando digo en mi intervención la ocurrencia de las pipas de girasol, las risas que más se oyen en la grabación yo creo que son las de su hija Alicia y las de su mujer Emilia, que yo las veía partirse de risa y asentir.
Carlos alías " el viajero más dicharachero" haber si me das una clases magistrales que yo me veo de esa guisa dentro de na para la presentación de mi libro de cocina. Y digo a tu favor que es muy dificil no perder los nervios con tanta gente delante y con lo importante para ti del acto.
Yo ya ando haciendo prácticas delante un espejo cual principiante. Y mejor me dejan callada..... ;-D. Ya volví gracias por esperar mi regreso.
Cuando quieras, Pegasa, pero seguro que no hace falta y que, si te sale natural y te muestras como tú eres, te metes al público en el bolsillo.
Hay por ahí muchos manuales y librillos, con algunos truquillos para evitar nervios (por ejemplo, cuando yo comencé a hablar en público, en la prehistoria, buscaba una cara conocida en el auditorio y le soltaba a él la charla, era como hablar de tú a tú con alguien de confianza y me imponía menos).
Yo ya lo del miedo a hablar en público hace milenios que lo tengo más que curado, a fuerza de práctica: con veintitantos años presentaba actividades culturales, luego he sido concejal cuatro mandatos (16 años) y por tanto he intervenido en muchos actos públicos de todo tipo y, por si fuera poco, soy abogado y me toca hablar en juicios un día sí y otro también, con lo cual mi timidez la tengo que aparcar en la puerta. A estas alturas, no sólo no me impresiona, sino que me encuentro cómodo hablando en público, la timidez es así de caprichosa. Besos.
Vale oido cocina!!!.... Gracias
Carlos, como autor del libro quiero expresar públicamente, una vez más, mi agradecimiento a todos cuantos habéis colaborado en la confección y presentación del libro, y en tu caso, además, por la gran labor que vienes realizando llevando a cabo y facilitando la difusión de este evento cultural a través de tu blog, página web y por los contactos facilitados en otros medios de comunicación.
Gracias a todos.
Gracias a ti por el excelente trabajo que has realizado para el pueblo. Por mi parte, encantado de difundirlo en la medida en que pueda.
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