Aflojando el nudo

El pasado 26 de febrero había sido una jornada pesada y agobiante en lo laboral. Y, en lo personal, uno de esos días en que te da por pensar qué coño estás haciendo con tu vida y otras menudencias así. Pero, por fortuna, terminé las ocupaciones un poco antes de lo previsto. Y con una sensación imperiosa de que necesitaba respirar.

Recordé que ese día la escritora Flavia Company presentaba en Madrid su último libro de relatos, Con la soga al cuello (Editorial Páginas de Espuma). Aunque inicialmente había descartado asistir, porque pensaba que no iba a poder, ahora me daba tiempo, aunque llegara algo tarde al acto. Tomé un taxi y telefoneé sobre la marcha a Virginia, porque estaba seguro de que le iban a gustar tanto la presentación de este libro como echarnos unas risas compartiendo los vinos de después, pero ella acababa de llegar de viaje cansada y al día siguiente tenía una entrevista temprano, así que se quedó con las ganas de aceptar la propuesta. Bueno, pues allí me planté yo solo. Así que ¿necesito un respiro y para dármelo acudo a la presentación de un libro que se titula Con la soga al cuello? No sé, no sé…

Me cae bien Flavia Company. Es esa impresión, que todos hemos experimentado alguna vez, de estar ante alguien a quien realmente no conoces pero que te transmite buenas sensaciones. En un mundillo como el literario, tan lleno de apariencias y de impostura, Flavia transpira autenticidad por todos sus poros. Y eso siempre es un regalo.

Llegué al tramo final del acto. Me perdí intervenciones interesantes (por suerte, la de Clara Obligado he tenido ocasión de leerla luego en internet) pero pude escuchar las palabras de la autora y la lectura de algunos fragmentos del libro y eso fue suficiente premio como para cambiar mi estado de ánimo y construirme un pequeño oasis en un día que había sido duro.

También pude saludarla por primera vez en persona y que me firmase un ejemplar de su libro.

Flavia Company aterrizó por La nota discordante, creo que desde el delicioso blog de Bárbara, y dejó algún comentario elogioso sobre la ironía de una de mis entradas. Sí, ya sé que es paradójico que yo conozca a una escritora consagrada porque sea ella quien entre en mi blog y no al revés, pero eso es fruto de mi ignorancia, qué le vamos a hacer. Confieso con rubor que no había leído nada de ella, pero si aquel comentario sirvió para que comenzara a leerla, pues para mí ha sido doblemente grato.

Flavia Company, escritora y periodista, nació en Buenos Aires, pero desde los diez años ha vivido en Barcelona, donde tenía raíces familiares. Escribe tanto en castellano como en catalán y tiene publicados, que yo cuente, al menos siete libros infantiles y dieciocho de narrativa para adultos (novelas y volúmenes de cuentos), además de una recopilación de los artículos que con el título Trastornos literarios vieron la luz en El Periódico de Catalunya. El sábado, por cierto, salía Flavia Company en la revista Yo Dona de El Mundo, participando en un diálogo con Nuria Amat, Carme Riera y Mercedes Abad sobre mujeres y literatura.

Mi disfrute no terminó aquella tarde de la presentación, claro. Con la soga al cuello me acompañó en el metro durante los días siguientes y, en trayectos cortos, lo fui leyendo, pero la verdad es que se puede devorar de un tirón.

El hilo conductor son situaciones límite. En cierto modo, estamos ante historias de supervivientes. Personas que se enfrentan a encrucijadas de lo más variado: la vejez, el engaño en la pareja, las dificultades económicas, la muerte, la mentira, las obsesiones… Relatos con fuerza, relatos que no son previsibles, que están bien escritos, donde pesa más lo que realmente importa –las personas, los sentimientos, los comportamientos, las vivencias…- que la mera secuencia de hechos en los que se manifiesta. Es un libro donde late la vida real, aunque tiene algunas curiosas incursiones en el terreno de lo fantástico. La autora logra, además, dar a cada uno de los cuentos un tono narrativo diferente, acorde con la propia historia. Un libro sugestivo que merece la pena y que, modestamente y como lector, les recomiendo.

Como no conocía a nadie en la sala, la timidez me venció y no entablé conversación en ningún corrillo. Así que, un rato después de concluir la presentación y tras tomar un vinito, salí de la encantadora Librería Tres Rosas Amarillas (a la que, por cierto, tengo que volver) y regresé a casa dando un paseo nocturno, prolongando esa sensación de haberme concedido el respiro que necesitaba. De camino, me encontré con los animadísimos locales de Malasaña (qué pena que Vir no pudiera salir, porque daban muchas ganas de quedarse por allí), con las calles llenas de gente… y hasta con una festiva manifestación de bicicletas. Recordé que más allá de la mesa de despacho, hay vida. Y también recordé por qué me gusta Madrid.
“Es una suerte que existan los demás, pensé” (Flavia Company, El río de la vida, cuento de Con la soga al cuello).

(La autora de la fotografía de Flavia Company es Laura Zorrilla).
(Ps.- ¡Ah... ! Y no dejen de leer la última entrada que Flavia Company ha publicado en su blog, Círculos que se cierran: conmovedora).

10 comentarios:

Adminweb dijo...

Yo también nací en Buenos Aires, sin embargo, en España, estoy desde los 2 años.

Muy buena nota, Carlos Javier!

Un saludo!

Juan Casamayor dijo...

Muchas gracias amigo por la cariñosa nota dedicada a Flavia y su libro.

Abrazos

Juan Casamayor

Fernando Solera dijo...

Si la has recomendado con tanta vehemencia seguro que es una escritora que merecerá la pena. Tomo nota de tu sugerencia literaria, Carlos.

En cuanto a tu reflexión sobre Madrid, es cierto que posee un gran encanto, sobre todo de noche, cuando desaparece el gentío y vuelve a ser una ciudad acogedora.

Anónimo dijo...

may be it's juste another day in paradis . Ingrid

carlos dijo...

Pues viniste prontito, Leonardo. Y naciste en una ciudad fantástica (en algún momento quiero dedicar varios post a mi viaje de diciembre 2008 a Bs. As.). Aupa Atleti ;-) (a pesar de todo) y un saludo.

Gracias a ti, Juan, por la edición y por cuidar a los autores. Y por pasar por aquí. Un abrazo.

Yo creo que te gustará, Fernando. Yo me he quedado con ganas de seguir leyendo, claro, así que ahora iré para atrás (cronológicamente) en su obra. Y sí, para mí Madrid es una referencia vital, un lugar donde siempre me he sentido acogido y a gusto. Vine hace ya un cuarto de siglo a estudiar, aquí he pasado algunos de los mejores momentos de mi vida y, como dice Sabina en su canción, "me dejo la vida en sus rincones".

Ingrid, yo creo en la grandeza que hay en lo sencillo, en la magia cotidiana, en que cualquier día puede acabar siendo especial. Lo más importante es cómo cada cual lo viva y cómo saboree las cosas.

maría dijo...

Carlos, comparto tu gusto por Madrid.
A mí también me encanta. Siempre digo que vivo en la ciudad que quiero vivir.
Hay algunas zonas que visito con bastante frecuencia y me siento super agusto.
La semana pasada tomando un café, en los múltiples y maravillosos sitios que tenemos, tocaban a piano: "El Concierto de Aranjuez", del gran maestro Rodrigo; ímaginate cómo puede saber un café con esa música de fondo que te transporta. No se puede pedir más...


La recomendación del libro me la anoto, para cuando tenga un hueco, porque es tanta lectura que tengo atrasada que no doy a basto...!, para intentar ponerme al día ya leo los libros de dos en dos.
No en todas las etapas de mi vida me ha sucedido esto, pero ahora la sensación que tengo, es que el día no tiene las suficientes horas para hacer todo lo que me gusta.
Besos

Bárbara dijo...

Es fantástica Flavia. Yo el último no lo he leído pero seguro que es tan bueno como los anteriores.
El buen gusto y el elogio con clase serán motivo nº3, seguro, jeje. Besete.

carlos dijo...

Me suena todo muy bien, María: el Concierto de Aranjuez, un café en Madrid... Pon a Flavia en la lista, que merece la pena.

Al revés que yo, Bárbara, que sólo he leido el último. Recomiéndame tú por dónde empiezo de los anteriores... (Estoy coleccionando tus motivos a ver si me sirven de tratamiento para la autoestima... pero me parece, conociéndome, que los voy a leer como amables cumplidos sin creérmelos, claro. No tengo remedio. En todo caso se agradecen.) Bueno, y ¿para cuánto un libro tuyo? Un beso.

Anónimo dijo...

!qué bien vives¡¡¡¡cómo disfrutas de la vida, me encanta, yo llevo un t iempo tomando ejemplo.

Anoto la recomendación del libro y de la librería, ya te contaré qué me parece.

Me quedo con la última frase de tu comentario ¿para cuándo un libro tuyo? puedo ser muy cansinaaaaa. Me pido ser tu representante..

Carlos J. Galán dijo...

Toma ejemplo de la teoría, que esa sí me la sé, lo de saborear los instantes, pero en la práctica aprovecha el tiempo un poco más que yo, no trabajes como yo. El libro de Flavia a mí me ha gustado y la librería es una pequeña, con encanto, especializada en cuentos y narrativa.