Tomás García Yebra es un periodista y escritor agudo y ocurrente, de prosa ágil y agradable de leer. Nació en Madrid pero está vinculado a un pueblo casi vecino del mío, Las Navas del Marqués (Ávila).
Como periodista, le había leído en El Semanal, pero hace años descubrí su faceta más literaria con la Historia Secreta de Las Navas del Marqués, que luego tuvo una segunda parte. Contra lo que cabía esperar, el libro no era de interés meramente localista, sino que conseguía que sus retratos y sus relatos pudiesen resultar amenos, interesantes o divertidos a alguien que ni siquiera conociera el pueblo.
García Yebra escribió también Desmontando a Cela, un libro valiente y con vocación polémica. A lo largo de sus páginas, nos muestra que es compatible ser un grandísimo escritor con desplegar mucha habilidad y pocos escrúpulos a la hora de diseñar eso que ahora se llamaría “marca personal” y generar un negocio en torno a la misma.
Lo último que leí de él hace un par de veranos -y se lo recomiendo en estos días en que hay más tiempo para la lectura- es El Cebo, un personal homenaje a la mítica película de Ladislao Vajda.
No conozco a nadie que haya visto El Cebo –y especialmente si fue durante la infancia- que no guarde años después la impresión de sus impactantes imágenes en blanco y negro y su inquietante trama. García Yebra la vio con 9 años.
El autor se da el capricho literario de construir su particular versión de El Cebo en los pinares de Las Navas del Marqués, con escenario y personajes locales, algunos reales, otros imaginarios y sospecho que varias mezclas. Y a continuación, atrapa al lector en una trama llena de guiños y de detalles ingeniosos.
“Diviértete para que se diviertan los demás”, decía Hölderlin. Es la frase que García Yebra ha estampado como declaración de intenciones al comienzo de esta obra. No puede ser más reveladora.
2 comentarios:
No conocía la obra.
Un saludo
Muy buena obra.
Un saludo
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