Por el Pirineo aragonés

Si la sección de viajes del blog la abrí en su momento con una visita a Huesca, invitado por Virginia, la guinda con la que puse fin a las escapadas del pasado verano (las que ya he contado aquí de Lleida, Soria y Florencia) fue precisamente el regreso a su tierra. Pero esta vez nos adentramos, con Rubén como magnífico guía, por la provincia, con un fantástico recorrido por los valles del Pirineo oscense, con la compañía también de Lorena, Carlos V. y Carlos C.

Cualquiera de las numerosas rutas que pueden hacerse por la zona atraviesa paisajes espectaculares de montaña y pueblos con encanto.

En un promontorio entre la unión de los ríos Ara y Cinca, nuestra primera parada fue L’Aínsa, en la comarca de Sobrarbe.

La leyenda dice que el territorio fue conquistado milagrosamente a los musulmanes en el año 724 por las tropas del rey Garcí Ximenez de Sobrarbe (sí, Sobrarbe fue reino, que luego perteneció al de Nájera-Pamplona, de ahí se integró en el reino de Navarra y finalmente en el de Aragón), aunque algunos historiadores sostienen que los árabes realmente no llegaron a asentarse en la zona.

En todo caso, el núcleo medieval amurallado se convirtió en línea defensiva de los cristianos.

La población conserva esa apariencia medieval, con las fachadas de las casas restauradas y cuidadas. El conjunto histórico está dispuesto alrededor de una Plaza Mayor porticada y cuenta con sólo dos calles. Se conservan algunos resto del castillo y, en un extremo de la plaza, está la iglesia románica de Santa María, ambas obras comenzadas en el siglo XI.

Más al Norte, comimos –estupendamente, por cierto- en Bielsa, otra población de origen medieval ya cercana a Francia.

No pudimos entrar ese día al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, así que seguimos nuestro camino.

En el valle de Tena, un pequeño núcleo, Lanuza, prácticamente despoblado tras la creación del embalse que lleva el mismo nombre, se ha ido poco a poco recuperando. Pertenece al término municipal de Sallent de Gállego. En Lanuza, durante el verano, se celebra, en un escenario flotante sobre el pantano, el Festival Internacional de las Culturas Pirineos Sur.


La cabecera de la comarca, Sallent de Gállego, está atravesada por el río del que toma su apellido.

Tiene una iglesia gótica y un puente medieval y un conjunto vistoso de casas típicas de la zona, con sus tejados de pizarra.

Nuestra última parada antes de regresar a Huesca capital fue Jaca, la conocida capital de la comarca de la Jacetania. Allí pueden visitarse, entre otros muchos puntos de interés, la catedral románica de San Pedro y la ciudadela, un recinto fortificado de finales del XVI, que conserva sus baluartes y polvorines, e incluso el foso alrededor (donde ahora habitan unos ciervos) y el puente levadizo de la entrada.

Aunque no formó parte de nuestra ruta, aprovecho para colgar y compartir también unas fotos que hice en un viaje mío anterior (2005) a Alquézar, otra recomendable localidad oscense, en la sierra de Guara.


Antiguo enclave musulmán (Al Qasr significa la fortaleza) cuenta con un castillo colegiata dedicado a Santa María La Mayor y que alberga un buen número de obras de arte. Tiene también una iglesia dedicada a San Miguel y un conjunto de calles que conservan su fisonomía medieval, un entorno natural espectacular y, además, un puñado de excelentes restaurantes.


(Fotografías del autor, excepto ciudadela de Jaca, de la web municipal).

13 comentarios:

gemmacan dijo...

Cuánta paz, cuánta quietud y cuánta belleza. Estoy deseando pillarme unas vacaciones así.

Un abrazo!

Anónimo dijo...

Muy bonito Carlos, como todos tus viajes. ¿Me das permiso para robarte una de las fotos? Es que ha sido verla y sentir la necesidad de pintarla. Un beso.

Anónimo dijo...

Que envidia, tomo nota, esa zona no la conozco.
Las fotos son preciosas.
Un saludo

Anónimo dijo...

Magnífica expedición, queridísimo. Me apetecía saludarte. Un beso soleado!!!

Anónimo dijo...

Pues nada, Inga, tienes ahora la semana santa y esto lo tienes a la vuelta de la esquina.

Claro que sí, Silvia. Iba a dármela de adivino y decirte que si era una de las de Alquézar del final, pero luego ya he empezado a dudar que podía ser de Sállent, o de Ainsa... Todas las imágenes son bonitas.

Pues anímate, Josema. En España tenemos un montón de tesoros naturales, históricos, monumentales... a tiro de piedra.

Magnífica expedición en todos los sentidos de la palabra: la excursión, como se ve, y también la gente que la realizó conmigo. Otro beso para ti, querida Ana.

Anónimo dijo...

Mmmm!, qué bonito Carlos. En españa tenemos tantos pueblos y rincones que descubrir, que no acabaríamos.
De mis escapadas de verano, la última fue visitar Huesca y Jaca, sus catedrales impresionantes. Las iglesias de Huesca también muy interesantes. Como ya era finales de verano y final de viaje, cuando llegue a Jaca estaba bastante cansada, y cuando vi las ciervos de la ciudadela, tumbados plácidamente, me dieron ganas de cambiarme por ellos.
Los fotos son muy bonitas. En las dos últimas cuando las miras dan ganas de meterse.
Tengo nombre, es María, la próxima vez de hablemos, no seré anónima.
Besos.

Anónimo dijo...

¡Qué recuerdos me ha traído este post, Carlos! Mi mujer es de Zaragoza, una aragonesa muy orgullosa de su tierra, y en varias ocasiones ha sido mi guía por los lugares que nos has enseñado. Aragón es una de las grandes desconocidas en el resto de España. Moverse por el pirineo de Huesca es un deleite para los sentidos, y eso que a mí me tira más el mar...

Anónimo dijo...

Pues coincidimos en esta escapada veraniega, María: también fue la última de mis vacaciones. A Jaca también llegamos anochecido; por eso la foto de la ciudadela no es mía, sino de la web municipal. A mí me gusta el mar, pero soy poco playero, disfruto más en la montaña.

Estoy contigo, Fernando, en que Aragón no se ha sabido "vender" bien turísticamente. Zaragoza es una ciudad interesantísima desde el punto de vista histórico (desde la fundación romana hasta la resistencia contra el invasor francés) y monumental, los Pirineos aragoneses dan para mucho... Yo tenía una tía (la mujer de un tío mío) que era de Zaragoza -hablé de ella en el post "tía Ana"- y ellos se fueron a vivir allí, así que voy a de vez en cuando a visitar a mí tío. Y a Huesca he ido un par de veces por amistades y las dos veces lo he disfrutado mucho.

ana dijo...

Que bellos lugares y cuanta historia!

Carlos J. Galán dijo...

Cierto, Ana. Es una gozada hacer un recorrido así entre la historia y la naturaleza.

niura dijo...

Hermosas estas fotos de estos lugares, tan entrañables, donde perderse en ellos es perderse en los pensamientos que dejamos al aire.

carlos dijo...

Hola, Niura, me alegro de que te haya gustado este recorrido virtual.

Patri O. dijo...

Si, el Pirineo está lleno de lugares en encanto, como lo demuestran estas preciosas fotografías. Para disfrutar de ellos lo mejor es alojarse en una de las muchas casas rurales que existen.
http://casaagustin.blogspot.com