Medinaceli

Tras la jornada en las Hoces del Duratón y Sepúlveda y el posterior viaje a la ciudad de Lleida y a la comarca leridana de La Segarra, la siguiente escapadita estival fue por tierras de Soria. Nuestro propósito era visitar a Fernando Sánchez Dragó, con el que había quedado en su casa de la pequeña localidad de Castilfrío de la Sierra, para, a continuación, disfrutar todos de una cena que nos tenía ofrecida hace tiempo el también escritor Antonio Ruiz Vega en el vecino pueblo de La Rubia. Pero, aprovechando el desplazamiento para esas citas, a la ida hicimos parada en la villa de Medinaceli y, antes de regresar a Madrid, nos acercamos también a conocer la capital soriana.

Aunque hay controversia entre los historiadores, algunos sostienen que la actual Medinaceli sería Occilis, un asentamiento clave en la guerra de los romanos contra los celtíberos citado por el historiador Apiano. En todo caso, es indiscutible que los romanos dejaron en la zona una huella visible, sobre todo en su célebre arco, que data probablemente del siglo I, así como en otros restos arqueológicos de interés (fragmentos de muralla, cimentaciones, mosaicos, lápidas…).


Tras un período histórico en el que se tienen pocas noticias de la zona, en la época de dominio musulmán ya existe como tal la ciudad de Medinaceli (denominación que, según algunos estudiosos, podría resultar de la unión de la palabra árabe Medina con el antiguo nombre celtíbero Ocile). De esa época se conserva también un arco árabe.

Se dice que el compañero del Cid, Álvar Fañez de Minaya, fue quien primero tomó Medinaceli a los árabes, aunque se limitó a imponer un tributo. La ciudad cayó luego bajo dominio del rey de Aragón Alfonso I el Batallador y, a su muerte, la reclamó el rey castellano Alfonso VII -hijo del matrimonio entre el citado monarca aragonés y la reina Urraca I de León y Castilla- quien otorgó a la localidad un fuero municipal.

En el siglo XIV la villa deja de ser de realengo porque el rey Enrique II se la dona a D. Bernal de Bearne por su ayuda en la guerra mantenida contra su hermano Pedro I el Cruel. Lo que comienza siendo el Condado de Medinaceli se transformará más tarde en Ducado.

Medinaceli conserva la ermita del Beato Julián (siglo XVII), la ermita renacentista del Humilladero, la iglesia de San Martín, la antigua Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción y el convento de Santa Isabel. En la arquitectura civil, destaca el palacio ducal, que da a la plaza mayor.

Fue una visita muy fugaz, lo justo para entrar en la Oficina de Turismo, dar un breve paseo a pie por las calles de la localidad, comer en uno de sus excelentes asadores y continuar hacia nuestro destino. Habrá que volver más despacio.

(Fotografías del autor, excepto Plaza Mayor de Medinaceli, de Montse Poch, de la galería Creative Commons de Flickr).

5 comentarios:

TortugaBoba dijo...

Me he quedado con la boca abierta ante la foto del arco. Qué cosa más bella. Cada vez me reafirmo más en mi amor por los pueblos. Tienen tanta historia en sus piedras y tanto encanto...

Besos envidiosos (evidentemente).
;-)

Carlos J. Galán dijo...

El arco es hermoso y está muy bien conservado, Tortugaboba, pero además el hecho de que por el ojo central se vea todo el valle lo hace especialmente atractivo.
La verdad es que, después de un tiempo viajando fuera, este verano me he dedicado a visitar rincones de España con encanto y desde luego tenemos un montón de ellos, a cual más cautivador.
Y no tengas envidia ;-): ve tomando notas para cuando puedas ir, que yo sólo te estoy haciendo de avanzadilla para darte información y que luego elijas.

Anónimo dijo...

Ahí no hacía más que empezar una aventura inolvidable; de hecho en esos escasos ciento cincuenta kilómetros cuentan que ya os habíais atragantado varias veces por la risa.
Sigue, sigue contando.

Carlos J. Galán dijo...

Me parece a mí, Finisterre, que, sea donde sea el desplazamiento, como si es al bar de la esquina, juntar a estos tres compañeros de viaje es sinónimo de proyectos, de aventura y de risas.
Lo malo es que mis relatos no transmitirán ni la décima parte de esto, porque hay algunas cosas que no se pueden contar en el blog y, sobre todo, porque yo no tengo la buena memoria de mis compañeros para los detalles, así que espero ayuda.

Anónimo dijo...

El arco ha sido reformado (formalmente, restaurado) en el último periodo. A mi modo de ver, por muy necesaria que fuera la carísima actuación, se han pasado tres pueblos, restándole mucho del encanto de lo viejo que tenía hasta hace unos pocos años.