¿Qué es lo que no entienden del concepto vacaciones?

Hay personas (clientes, colaboradores, etc.) que han hablado conmigo en persona o por teléfono justamente antes de marcharme de vacaciones y les informé cumplidamente de cómo estaban los asuntos profesionales de su interés en ese momento.


Yo a continuación, insisto, me iba de vacaciones ("vacación: del lat. vacatĭo, -ōnis. 1. f. Descanso temporal de una actividad habitual, principalmente del trabajo remunerado o de los estudios. U. m. en pl.", según el Diccionario de la R.A.E.) y ellos lo sabían, porque expresamente se lo dije. Por otro lado, los juzgados están cerrados en agosto.

Bien, pues varios de ellos me telefonearon precisamente el primer día después de vacaciones (no pasados unos días, sino el primer día, algunos incluso a primera hora) para preguntarme qué tal iba su asunto (y no por despiste, no, conscientemente: "porque como hoy volvías ya de vacaciones, digo: 'voy a preguntarle qué tal va mi asunto'...").

¿Alguien se presta a contestarles por mí, por favor? Es que ya me cansa y me aburre repetir un razonamiento tan elemental y, además, intentar hacerlo educadamente...: "Pues el primer día después de vacaciones tu asunto está exactamente igual que estaba el último día antes de vacaciones. Es que, verás,...".

¿Esto sólo me pasa a mí o es algo extendido, que sucede a otras personas y en otros sectores de actividad? Y ¿a qué es debido? ¿no saben en qué consisten las vacaciones, piensan que me llevo su expediente cuando voy de viaje para seguir gestionándolo a ratitos si me aburro... o el problema de fondo es otro que yo, torpe de mí, no acierto a comprender?

(Fotografía: Cerrado por vacaciones, de La Ignorancia Mata, de la galería Creative Commons de Flickr).

15 comentarios:

maria gemma dijo...

Hay ciertas profesiones en las que parece que cogerse vacaciones... significa que te llevas el trabajo contigo... que continuas con la actividad a diferencia del resto que si que se las cogen y dejan el trabajo apartado...
Paciencia Carlos... y una sonrisa...
Un abrazo

TortugaBoba dijo...

Pues suerte has tenido que no te llamen en plenas "vacancias", que haber hay de todo en la viña del Señor. ¿Por qué te llaman el primer día de tu regreso? Porque se pusieron un post it justo antes de irse de vacaciones ellos también que decía: "no olvidar llamar a Carlos para lo mío". Y el primer día de trabajo para algunos es largo, tedioso, aburrido y sin contenido. Por lo cual dan por saco a personas que por sus profesiones no han podido (imposible) hacer nada en el mes de agosto. Ejemplo: juzgados. Si están cerrados, es lógico pensar que todos aquellos que trabajen en/con los juzgados no han avanzado el trabajo desde el 31 de julio. Pero para llegar a esa conclusión, antes de escribir el post it, hay que pensar medianamente, y oye, que "la caló" tiene estas cosas, no te deja razonar bien.
Deja el cabreo aparcado hasta el lunes, es lo mejor :-)
Besitooooo

Anónimo dijo...

jejeje....................¿qué te costaba llevarte en la maleta todos esos asuntillos?, eres vago para aburrir

Anónimo dijo...

Jajajajaja, ya veo que a lo mejor se ha notado un poco que el post era fruto del cabreo posvacacional, ¿no? No os lo habéis tomado como una reflexión sociológica ni nada... Al final veo que me dejáis sin contestar mis preguntas: ¿alguien se brinda a contestarles por mí? ¿esto les pasa a otras personas y pasa en otros sectores? ¿qué proceso mental es el que da lugar a que, si han hablado contigo el último día hábil, pretendan repetir la misma conversación al siguiente día hábil?

María Gemma, si yo entré el lunes con el pie derecho y con una sonrisa de oreja a oreja (me lo recomendó una amiga), lleno de buenas intenciones, sin mal humor... hasta simpático llegué, no te digo más. Pero me duró hasta la hora de comer, más o menos (lo de "hora de comer" lo digo por referencias, yo no pude ni comer, eran las ocho de la tarde y no me habían dejado aún; sé que lo hacen por mi bien, para que pierda los kilos que haya podido coger en vacaciones).

En fin, como bien dices, Tortuguita, dejaré el cabreo aparcado ahora. Hoy sábado por la mañana estoy trabajando (esto es un paréntesis) pero por la tarde/noche pienso o bien relajarme y descansar o bien salir por ahí a despejarme y reirme un rato, ya veremos. Pero vaya semana: tentado he estado de poner una cerilla a los papeles y marcharme por ejemplo a Brasil (alegando enajenación mental transitoria).

Marisol, cuando las barbas de tu vecino veas pelar... Que a ti también te pueden quitar ese chip que traes de ritmo de vida sudafricano. Pero vamos, en un pis pas, dales un pelín de tiempo.

TortugaBoba dijo...

Bueno entonces, ya sólo me queda que desvíes tus llamadas de trabajo a mi teléfono. Yo respondo por ti. No te preocupes, no seré borde. Sólo concisa :P :-)
¡Beso!

maria gemma dijo...

Buenos días Carlos, contestare a tus preguntas...

- Si, les pasa a otras personas y en otros sectores... siempre que estos sean para resolver problemas... o asuntos similares...

- No se si se le puede llamar proceso mental... yo le llamo falta de empatia... si la tuvieran, ya que ellos deben saber lo que es el primer día de trabajo, a la vuelta de las vacaciones... sabrían que no es normal llamar el primer día de trabajo...

Un abrazo

Anónimo dijo...

Toda la razón con lo de la empatía, María Gemma. Eso ya lo comenté en otro post, http://carlosjaviergalan.blogspot.com/2007/10/lo-quiero-para-ayer.html . Si fuéramos más comprensivos, más capaces de ponernos en el lugar del otro, creo que nos agobiaríamos todos menos los unos a los otros. Lo malo es que aquí no funciona la regla de las mayorías: la mayoría de mis clientes, colaboradores y compañeros no me llamó el primer día para tocarme las narices. Pero con que lo hagan dos o tres es suficiente para conseguir jorobarte.

Samantha Keyela dijo...

Es el subolismo imperante. Y no sólo en lo profesional o en los negocios.Mira las familias, qué desastre.

Carlos J. Galán dijo...

Un hallazgo lo del término "subolismo", como la vida misma... Samanta, qué bueno tenerte por aquí (leo de vez en cuando tu blog).

TortugaBoba dijo...

Me encanta el palabro "subolismo" que Samantha a aportado a nuestras vidas. Ya manifiesto que haré uso de él :-)
Beso.

Anónimo dijo...

Yo creo que la gente se impacienta por la lentitud de los procesos y la falta de respeto de algunos letrados hacia sus clientes, mayormente por su desidia profesional.
Por eso somos tan coñazos !!!.

Anónimo dijo...

Puede haber algo aún peor, queridísimo. Puede ocurrir que te marches a Londres cuatro días miserables y que se lo avises a tus clientes con antelación. Puede ocurrir incluso que dejes un mensaje en el contestador de tu móvil indicando que estás fuera hasta el día X. Puede ocurrir que empieces a preguntarte si el mensaje de marras se habrá desgrabado porque todo el mundo te sigue llamando como si tal cosa, pretendiendo que le des de alta o baja a unos trabajadores desde Londres, o que les hagas unos finiquitos por el amor de Dios. Puede ocurrir que incluso te reprochen que qué barbaridad, que a quién se le ocurre cogerse cuatro días de vacaciones, con todo lo que hay que hacer; y te lo dice el mismo tío al que le has cogido el teléfono un domingo a las once de la noche por sus asuntos (sí ya lo sé, eso es estupidez mía y sólo mía). Pues eso, que te juro que es cierto. Si tienes una solución, se admiten sugerencias...

Anónimo dijo...

Yo cuando viajo ya he decidido directamente no llevarme el (mismo) móvil, me suelo llevar un número privado que sólo doy a mi familia más cercana. Y si son pocos días me esfumo sin más; si son más, pues llamo yo al despacho una vez al día a ver qué tal. Pero sí, cosas parecidas a esa también me han pasado.
Yo creo que cuando empezaron a comercializar los mal llamados teléfonos móviles tendrían que haber entregado, junto al manual de instrucciones, un manual de urbanidad, y educarnos en un uso razonable, de forma que nos facilitase la vida en vez de complicárnosla. La otra opción es que la gente aplicara cierto sentido común, pero eso ya sabes tú que es muuuucho pedir.

Cuñao dijo...

Así es la vida. Los médicos también sabemos de qué va esto. Bueno, yo desde que me hice psiquiatra he mejorado relativamente: es cierto que desde entonces no he tenido que mirar un forúnculo en el culo de nadie en mitad de una cena tras un grito de ¡pero aquí no, hombre... vamos aunque se al baño!!! y luego seguimos con el postre...

Ahora que, como digo, me pasé al bando de los mentalistas, las preguntas son menos pero lo malo es que se transforman: comienzan por "tengo un amigo que está pensando en separarse... (por ejemplo)" lo que complica la exploración "¿Crees que tu amigo se sintió herido por esto que me dices que le dijo su mujer aquella noche..."

Yo creo que, sobre todo, lo que ha hecho bajar el número de consultas fuera de lugar es el susto que les da a muchos saber a qué te dedicas "No irás a psicoanalizarme ¿verdad?!?" Como si la especialidad incluyese la capacidad de leerle la mente a alguien...

El hecho es que realmente hay profesiones que, si nos dejamos llevar por angustias agenas, tenemos chungo cualquier espacio que queramos reservar para el ocio y lo que, por otra parte, necesitamos como cualquier hijo de vecino. La cosa se agrava cuando la gente entiende que lo que hacemos "no nos cuesta nada" porque en realidad no es algo manual ni incorpora materiales...

No tengo soluciones, pero creo que definirse ante uno mismo, en su posición ante el trabajo, plantearse (una y otra vez) honestamente qué es lo que uno está dispuesto a hacer y qué cosas no proceden puede ayudar a no sentirse empujado por los otros a ese otro lugar que nos desgasta, nos cabrea y nos cansa y que, por otra parte, tampoco aporta nada que no existiera ya. En el caso de los médicos hay hasta servicios de Urgencia 24 horas y en el caso de los asuntos legales imagino que poco puede hacerse un domingo a las once, excepto recoger la angustia del cliente, lo que no sé si va o no incluído en el servicio que uno ofrece, ni por supuesto en el precio.

Anónimo dijo...

Anónimo, si yo fuera cliente de un abogado que no me tuviese respeto o que mostrase desidia profesional, ejercería mi derecho a elegir profesional y cambiaría de abogado, sin más, no le preguntaría al día siguiente de sus vacaciones qué tal va el mismo tema del que ya me informó justamente el día antes de las vacaciones. Yo creo que cualquiera podría entender el caso concreto que planteo: cuando hay un mes judicialmente inhábil en medio y de vacaciones del letrado, el 1 de septiembre es a efectos prácticos el día siguiente al 31 de julio, digamos que ha pasado un día hábil, no un mes.

Cuñao, lo de los médicos yo lo llevaría mucho peor aún, seguro. Yo ahora, cada vez más, pongo mis límites y procuro en la medida de lo posible "educar" al cliente. Es muy costoso y es una especie de lucha permanente. Pero lo que pasa es que la gente que te rodea -colaboradores profesionales e incluso familia- tienen que ser igualmente conscientes y no jugar a la contra: si ellos facilitan la invasión de tu privacidad tienes que estar haciendo tú siempre un papel de malo malísimo peor que te lo pone aún más difícil.