Castilfrío de la Sierra es un pequeño municipio soriano, a 1.204 m. de altitud y de tan sólo doce kilómetros cuadrados de extensión. La existencia de esta localidad, situada en la sierra de San Miguel, a 24 km. de la capital de la provincia, aparece ya documentada en el siglo XIII con el topónimo Castil Frido.
Castilfrío está relativamente cerca del lugar donde se ubicó la mítica Numancia, el nombre que mejor simboliza la resistencia celtíbera frente a los romanos. Tras haber derrotado los numantinos al ejército imperial de 30.000 hombres, la posterior conquista de este núcleo hubiera implicado previsiblemente la captura de sus habitantes y su venta como esclavos. Cuando estaban irreversiblemente asediados, su coraje prefirió el suicidio colectivo: antes morir libres que vivir como esclavos.
Entre los puntos de interés en Castilfrío de la Sierra destaca la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVI, aunque con elementos y ampliaciones de distintas épocas, hasta llegar al XVIII.
El pueblo cuenta también con la ermita de Nuestra Señora del Carrascal, del siglo XVI, además de restos de la ermita del Ecce Homo.
Castilfrío está relativamente cerca del lugar donde se ubicó la mítica Numancia, el nombre que mejor simboliza la resistencia celtíbera frente a los romanos. Tras haber derrotado los numantinos al ejército imperial de 30.000 hombres, la posterior conquista de este núcleo hubiera implicado previsiblemente la captura de sus habitantes y su venta como esclavos. Cuando estaban irreversiblemente asediados, su coraje prefirió el suicidio colectivo: antes morir libres que vivir como esclavos.
Entre los puntos de interés en Castilfrío de la Sierra destaca la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVI, aunque con elementos y ampliaciones de distintas épocas, hasta llegar al XVIII.
El pueblo cuenta también con la ermita de Nuestra Señora del Carrascal, del siglo XVI, además de restos de la ermita del Ecce Homo.
Conserva también su antiguo y curioso Lavadero y, en un monte, restos de un castro.
Pero lo que más llama la atención es que un municipio tan pequeño tenga tal cantidad de casas blasonadas, la mayoría del siglo XVIII. Parece que una orden real obligó a los ganaderos de la Mesta que hacían uso de la Cañada Real Soriana a residir en el municipio, de forma que los grandes propietarios de ganado vivían allí -o cuando menos lo simulaban-, por lo que edificaron en Castilfrío esas mansiones que han llegado hasta nuestros días.
La población no alcanza la treintena de habitantes censados –de los cuales ni siquiera todos viven permanentemente allí-, pero uno de ellos es muy conocido: el escritor Fernando Sánchez Dragó.Pero lo que más llama la atención es que un municipio tan pequeño tenga tal cantidad de casas blasonadas, la mayoría del siglo XVIII. Parece que una orden real obligó a los ganaderos de la Mesta que hacían uso de la Cañada Real Soriana a residir en el municipio, de forma que los grandes propietarios de ganado vivían allí -o cuando menos lo simulaban-, por lo que edificaron en Castilfrío esas mansiones que han llegado hasta nuestros días.
A Fernando le debíamos hace tiempo una visita, así que quedé con él y allí nos plantamos los tres Carlos para conocer su encantador refugio soriano. El plan era llegar al atardecer, cuando él dejase de escribir, conocer su casa, pasear y conversar un rato. Y, al anochecer, ir juntos a dar buena cuenta de una cena que nos tenía hace tiempo ofrecida uno de sus más cercanos colaboradores, el también escritor Antonio Ruiz Vega.
Después de aparcar cerca de la plaza –con su frontón, su fuente y fachadas blasonadas sin restaurar- damos algunas vueltas por las estrechas callejas, hasta encontrar la casa de Dragó, inconfundible, con su buda en la esquina y, coronando la veleta, un escarabajo, el animal sagrado que remataba los templos egipcios.
“Yo nada más soy yo cuando estoy solo”, escribió el poeta Miguel Hernández y ese verso es uno de los textos que flanquean la puerta de acceso al caserón en el que Dragó ha encontrado en Soria la tranquilidad y la soledad necesaria para escribir. Entre la melange de azulejos, la confirmación de que "aquí vive Fernando Sánchez Dragó, escritor y viajero", la prohibición de fumar en el interior, el aviso de "visita no concertada, visita no deseada" (la nuestra, ya lo dije, es obviamente concertada), el símbolo del Círculo Hermético, el dios Dionisio (nombre que Dragó utiliza en algunos textos autobiográficos de su obra) y el nombre de la casa, Kokoro.
¿Por qué Kokoro? Significa corazón en japonés, pero “no alude a la víscera cordial, sino al sentimiento”, como aclara en su libro del mismo título. Fernando es gran admirador de las culturas orientales. Su mujer, Naoko, es japonesa. La conoció en Kioto –era su alumna-, mientras impartía un curso precisamente sobre El camino del corazón. Ésta es, en mi opinión, su mejor novela (al menos hasta la aparición de Muertes paralelas) y se abría con una cita del Popol Vuh, el libro de las tradiciones mayas (frase que también yo reproduzco en la columna derecha de este blog): “Cuando tengas que elegir entre dos caminos, pregúntate cuál de ellos tiene corazón. Quien elige el camino del corazón no se equivoca nunca”. En 2004, Dragó sufrió una operación a vida o muerte a causa de problemas relacionados con el corazón… Su casa tenía que llamarse Kokoro.
¿Y por qué Caballero del Escarabajo? Julio Ferrer, ex compañero de cárcel durante el franquismo, es entomólogo. Tras un reencuentro con su amigo Fernando, decidió dar el nombre de este escritor y viajero a una especie nueva de escarabajo descubierta en Namibia. El somaticus sanchezdragoi aparece en varios grabados en la casa, como el que atentamente examina Carlos C. en la foto. Otro amigo de Dragó, el pintor Félix Arellano, ha dedicado una serie de pinturas a este escarabajo, animal que anda sobre la tierra y bajo la tierra y que incluso puede volar… Dragó no pierde la ocasión de recordar jocosamente que es uno de los seres que tiene el miembro viril más grande en proporción a su tamaño.
Fernando nos recibe en la puerta de la casa a la hora convenida y nos conduce al interior. Más tarde llegará Naoko, siempre encantadora, acompañada de una amiga que pasa unos días con ella.
Ya sé que esto no es El Mueble ni nada parecido, y que habitualmente no dedico el blog a la decoración ni a mostrar viviendas de famosos. Pero no me resisto a compartir -con sana envidia- la visita al interior de Kokoro, esa casa grande pero acogedora, llena de calor y de magia, perdida en un rincón de la sierra soriana. Uno siempre sueña con llegar a tener un refugio parecido a éste.
La casa originaria se construyó en 1807 -si hacemos caso a la inscripción que aparece en el dintel del balcón-. Propiedad de la familia de su padrastro, Fernando les compró a sus hermanos sus respectivas participaciones. Luego la rehabilitó y todavía hoy continúa introduciendo poco a poco algunas reformas en sus inmensas dependencias.
En la entrada, un futbolín da pie a que Fernando y Carlos V. fanfarroneen sobre sus respectivas habilidades. No dio tiempo esta vez a que se enfrentaran, porque teníamos la cena, pero ya se retaron mutuamente para una próxima ocasión. La verdad es que Dragó tiene fama entre sus allegados de ser bueno con el futbolín, pero a Carlos V. le pega también tener habilidad en la materia, así que el duelo promete. Eso sí, yo lo presenciaré tomando una cerveza. En ese futbolín, por cierto, es donde, durante una visita de la infanta Elena, recibió Froilán un golpe en el ojo con una de las barras, mientras jugaba con sus primos. Fernando lo contó en cierta ocasión en un programa de televisión, diciendo que ya se imaginaba con temor los periódicos del día siguiente: "El tercero en la sucesión al trono español [lo era en esos momentos] se queda tuerto en casa de Dragó".
De alguna forma, todo hogar es un templo. Así que, en esta casa se mantiene la costumbre –como en casi todas las culturas, salvo la Occidental- de descalzarse al entrar.
Pasamos enseguida al amplio salón, con dos ambientes. Por allí está el piano, que Naoko sabe tocar, aunque confiesa que hace tiempo que no lo hace. La amiga japonesa que la visita sí practicaría esa misma tarde.
En una entreplanta se ha instalado un baño japonés, desde cuya ventana se puede ver el jardín. En invierno, debe de producir una extraña sensación la inmersión en agua calentita mientras contemplas el exterior nevado.
Abajo, en un sótano, hay otro saloncito con chimenea. Cerca se está montando ahora una barra de bar. Hay otros dormitorios para las visitas familiares y para invitados.
La biblioteca de Dragó es impresionante... aunque en realidad hay libros en todas y cada una de las dependencias.
En la casa se mezcla la decoración tradicional castellana con elementos japoneses y orientales en general. Y a lo largo de la visita vamos pasando por dormitorios, cocinas, la bodeguita o por el pequeño gimnasio de Dragó.
En la planta superior, al entrar al despacho de Fernando me sorprende ver que, por primera vez, está utilizando ¡un ordenador portátil! Siempre le había conocido escribiendo a máquina. Nos aclara que su última máquina de escribir ha fallecido, como ha contado en un artículo. Ya ni siquiera se encuentran máquinas de escribir y consumibles para las mismas, así que no ha tenido más remedio que claudicar. Dicen algunos escritores que el word –con esa posibilidad de insertar, de corregir y de volver una y otra vez sobre lo escrito…- cambia el estilo a los autores, y yo creo que algo de razón pueden tener. Dragó está ahora habituándose a utilizar el procesador de textos y también tiene esa duda de si le modificará de alguna forma su estilo.
Dentro del despacho está el famoso ataúd. Fernando dice que no tiene miedo a la muerte y que para practicar la meditación nada mejor que un ataud, así que compró en el pueblo el féretro que durante años se utilizaba para los velatorios de las personas sin recursos. Sobre él yace simbólicamente esa última máquina de escribir a la que antes aludíamos.
En las estanterías de la zona de trabajo están las carpetas donde se guardan los originales y pruebas de sus obras, entre ellas Gárgoris y Habidis, la monumental Historia Mágica de España por la que se le otorgó en 1979 el Premio Nacional de Literatura.
Pasamos al despacho donde trabaja habitualmente Naoko, tanto en el apoyo a Fernando como con las tareas de su empresa Herbolarium.
Allí encontramos y saludamos a Soseki, el gato más famoso de España (es el único que sale en los telediarios…).
También hay zonas de lectura y de consulta de libros, junto a estanterías donde se almacena documentación, grabaciones de programas...
El dormitorio principal de la casa, al que se accede tras unas cortinillas, está presidido por cuadros con escenas de sexo tántrico.
Fernando siempre ha tenido en mente el proyecto de crear una especie de nueva Eleusis en Soria, un centro cultural, espiritual y de estudios. A ello dedicaría, entre otras edificaciones, una de las casas cercanas que también es de su propiedad. En las imágenes, un salón de la misma, la cocina -que aprovecha las antiguas cuadras- y el salón japonés.
El dormitorio principal de la casa, al que se accede tras unas cortinillas, está presidido por cuadros con escenas de sexo tántrico.
En el baño se almacenan los productos de esa especie de elixir de juventud que utiliza Fernando para mantener el corpore sano. Entre ellos destaca el yoki reishi, la seta a la que se que atribuyen milagrosas propiedades.
Fernando siempre ha tenido en mente el proyecto de crear una especie de nueva Eleusis en Soria, un centro cultural, espiritual y de estudios. A ello dedicaría, entre otras edificaciones, una de las casas cercanas que también es de su propiedad. En las imágenes, un salón de la misma, la cocina -que aprovecha las antiguas cuadras- y el salón japonés.
Damos un agradable paseo por el pueblo y sus alrededores. Pasamos frente a la iglesia de Castilfrío, donde Marta Ruescas grabó la curiosa psicofonía (“Nelly no ha venido hoy”) de la que se da cuenta en un capítulo de Muertes paralelas. Caminamos junto al cementerio y por algunos terrenos donde Fernando imagina su escuela iniciática. Vemos abrevaderos de la Mesta, el viejo lavadero, casas restauradas y casas semiderruidas que bien merecerían también ser recuperadas…
Durante el paseo, entre viejos caserones y calles estrechas, Fernando nos va contando varios proyectos personales y profesionales, se detiene a saludar a algunos vecinos y tenemos tiempo de echar unas cuantas risas.
En el trayecto, nos encontramos aparcada su vieja y curiosa camioneta, que calculo que debe de haber viajado por medio mundo. El otro medio yo creo que lo recorrió con el Land Rover.
Caminando y charlando, se nos hizo tarde. Ruiz Vega nos estaba ya esperando con la mesa puesta…
Caminando y charlando, se nos hizo tarde. Ruiz Vega nos estaba ya esperando con la mesa puesta…
(Fotografías del autor, de Carlos Vara, Carlos Cardesa y Naoko Kuzuno).
22 comentarios:
Me ha encantado este post. Sinceramente. Sobre todo porque me desvela un Sánchez-Dragó distinto, entrañable, al que me gustaría conocer para poder acceder a su biblioteca más que nada ;-)
La casa y su enclave me gustan mucho. Pero lo que más lo que más me ha gustado, evidentemente: el gato. No podía ser de otra manera.
Besos.
Un gusto exquisito el de Sánchez Dragó, me encanta. Al igual que a Tortugaboba me fascina la biblioteca, ¡es una pasada! Creo que no estoy acostumbrada a ver estas cosas. Por cierto,mañana tómate un desayuno doble que lo vas a necesitar, no sabes la que te espera....
Gracias, Tortu. Con nosotros, desde luego, FSD siempre es muy afectuoso. Creo que en las distancias cortas gana. Es obvio que es muy culto (muchísimas lecturas y muchos viajes), pero es además persona amena y con sentido del humor, así que lo pasamos realmente bien. La biblioteca da envidia, sí. Tiene una máxima: "nunca prestes un libro, lo perderás; invita a tu amigo a casa, ofrécele tu mejor vino y tu mejor butaca y que lo lea allí, pero que no se lo lleve". A pesar de que Javi, su webmaster y colaborador, hizo un trabajo de cierta sistematización el verano pasado, todavía no sé ni cómo se aclara para encontrar libros (tiene además, otros tantos, en el piso de Madrid). Y sí, Soseki es un encanto, un gato muy cariñoso, no se le ha subido a la cabeza lo de ser famoso :-). Besitos.
Sil, me alegro de que te haya gustado. No quería que quedara el post demasiado chafardero ni que fuera igual que el típico reportaje de revista "un día en la casa del famoso X", no sé si lo habré conseguido del todo. Porque me parece que aquí no hablamos sólo de decoración, la casa es el refugio de un escritor, con mil detalles significativos, con mil recuerdos de viajes por todo el mundo..., es una casa antigua familiar recuperada en un lugar casi despoblado, tiene algo especial, tiene alma. Si no pillase tan lejos, de verdad que me hubiera comprado la casa semirruinosa del escudo (la cuarta foto empezando por abajo), me quedé encaprichado. Claro que si estuviera más cerca de Madrid entonces el pueblo no sería así de tranquilo ni yo podría plantearme pagar el precio de esa casa. Apiadaros de mí mañana, que acabo de salir de una convalecencia... No me agobieis mucho en la oficina, que lo dejo todo y me largo a vivir a Castilfrío... :-) Un beso.
¡Ah! Sil, y aparte de haber salido de una gripe, llevo encima el 6 a 1que nos clavó el Barça. Son muchas razones para que me tratéis con compasión y delicadeza.
Yo es que soy del Barça sólo por pelotearle a mi padre, aunque no vea ni un partido. Así que me sumo a la alegría azulgrana y oye Carlos, que siempre no se puede ganar :P
Que casa más bonita. Sobre la biblioteca, yo en sí creo que es toda la casa. Ya que no hay habitación que no esté con estanterias con libros. Ir a ese pueblo es como remontarse a la Edad Media que bonito, y descuida que como se de a conocer mucho lo hacen de alojamientos rurales y lo masifican como Cazorla.
Por cierto se te veía muy buena cara en las fotos. Eso quiere decir que ya estás bueno de tu gripe y que has repuesto fuerzas jaja. Y sobre el futbol te diré que os tomeis la rebancha en el siguiente partido, pero es que jugar con el Barça es ya nivell....
Con que ahora toca currarrr y aspirina para el dolor de cabeza. ;-D.
Plisada me he quedado con la parte del reportaje referida a decoración. Por un momento te he imaginado en el papel de John Cusack en "Medianoche en el jardín del bien y del mal". Afortunadamente, tu descripción de esa parte de mi amada Soria y de cosillas de SD me han llevado a una maravillosa entrevista que este le hizo a Peter Handke en esas mismas tierras.
¿Qué diablos tendrá Soria para maravillar así?
Tu dices que esa casa tiene alma, yo diría que tiene duende. Ya sabes, que me encantan las casas de pueblo, pero es que ésta es una maravilla.
Y no sufras, por mi parte tendré compasión y delicadeza, no me gustaría que te largaras a Castilfrío para, encima de dejarme tirada, darme envidia....Y lo del 6-1 que se le va a hacer unas veces se gana y otras se pierde.Un beso.
Tortu, disfrutadlo los azulgranas, pero conmigo no hagáis mucha sangre, que yo me quedo calladito.
Pegasa, es verdad que no sé si es muy interesante publicitarlo, no sea que les dé por irse allí a vivir y pierda su encanto. Por fortuna, está lejos y hace frío, así que eso espero que retraiga a la gente. Los relatos que voy publicando de viajes son retrospectivos, de este verano. Castilfrío fue el 15 de agosto si mal no recuerdo. De vacaciones y sin gripe: ahora tengo peor cara seguro.
No conozco esa entrevista a Peter Handke, Samantha, pero FSD suele hacer buenas entrevistas si el entrevistado da juego y en ese caso seguro que sí. Tampoco conocía Soria hasta este verano, pero sí, tiene encanto especial, engancha.
En vivo sin duda te hubiera encantado esta casa y este pueblo, Sil. Como tantos otros. Y ya sabes que yo te tengo dicho que te pongas en tu lugar y reivindiques familiarmente la obligatoriedad de viajar unos días en verano, sí o sí, y que salga el sol por Antequera.
Buen articulo, Carlos, trasmites a la persona de Fernando Sánchez Dragó más cercana… nos muestras su casa, encantadora “con duende” como dice Sil… con una mezcolanza de colores que transmiten alegría y pasión.
Y por supuesto la Biblioteca… el rincón mágico de la casa…
Gracias por compartirlo.
Un abrazo
Sí, M. Gemma, como ya he dicho al menos con nosotros FSD siempre es así, amable, generoso y divertido. Y la casa tiene esa mezcla de decoración castellana tradicional -la piedra, las vigas de madera, las viejas puertas...- con colores alegres en las paredes o en los detalles -amarillo, anaranjado y sobre todo el azul con el que han jugado- y los elementos orientales. Y, como bien decimos todos, hay una biblioteca pero luego hay libros absolutamente por todas las dependencias de la casa, sin excepción.
Yo estuve en Castilfrío hace dos años con mi mujer. La verdad es que no se ha podido buscar un lugar más recóndito. Acudimos allí por curiosidad de conocer su pueblo y la verdad es que llegamos a la conclusión, una vez más, de que Fernando no tiene un pelo de tonto.
Qué bien lo pasasteis...
Aunque Castilfrío no parece hacer honor a su nombre por la manga corta que lucís...
A mí cada vez me gusta más huir de la ciudad y perderme o encontrarme en uno de esos maravillosos pueblos.
No he sido muy seguidora de Dragó, que me perdone, pero siempre me ha parecido que su ego se interponía entre nosostros. A pesar de esos prejuicios gratuitos, he de decir que, a través de ti, va emergiendo un Sánchez Dragó amable, cercano... y envidiable, sobre todo por el baño y la biblioteca (más por el baño...)
Besos.
Hola, Fernando, qué curioso que fueras por allí, porque desde luego creo que no pilla de paso a ningún sitio. Como refugio para un escritor me parece fantástico el pueblo y la casa.
No te fíes, Bárbara. Era 15 de agosto y, aun así, según fue atardeciendo... en la ultima foto Carlitos C. ya lleva manga larga y FSD hasta una cazadora. Yo es que soy de Ávila ;-). Pero el invierno tiene que ser durito. Y no sé, yo creo que FSD, con sus virtudes y sus defectos, tiene algunas obras muy recomendables como escritor, es un personaje muy interesante y como conferenciante es fantástico.
Desde que mi primera novia me regaló "La Dragontea", allá por el 93, he tenido a este hombre un cariño especial. De mayor quiero ser Dragó y no futbolista.
Y, además, me han pasado dos cosas singulares con él en la vida. La primera fue allá por el 95, año en el que yo aún era un nefasto estudiante de Empresas en Plaza de España. Como las curvas de oferta y demandan me atraían más bien poco, me pasaba el día de jarana por las tascas de Sol y Noviciado. Pues bien, en una de ellas, muy de mañana, coincidí con Don Fernando. Como soy muy poco pesado, no pasé de mirarle de soslayo y le dejé en paz con la tertulia que se traía con un tipo bohemio mientras yo me empujaba para el cuerpo -creo recordar- "La sombra del ciprés es alargada". Bueno, pues cuando fui a pagar mi café con porras, el camarero me dijo que me lo había pagado uno de los señores que se acababan de marchar, y que quién coño eran, que uno le sonaba de algo...
Y la segunda es que sólo él me ha creído cuando le conté que yo era, en verdad, Prisciliano, obispo de Ávila. A su nombre -es decir, al mío- tengo dedicado un libro. Eso sí, me dio por muerto.
Esta máquina infernal me ha impedido firmar antes...
Qué buenas anécdotas, Alberto/Prisciliano. Hombre, ahí hay que utilizar las influencias familiares y decirle a Carlos V. que cuente contigo para que te unas a las próximas cañas que tomemos con Fernando. Siempre lo pasamos bien.
Mañana martes (está programado para saltar a las cero horas)sale publicada en el blog la continuación de esta croniquilla, la cena en casa de Antonio Ruiz Vega... Un abrazo.
Qué moderno que eres Carlos, programando los posts y todo... :-)
Uno, que aunque sea neanderthal, va aprendiendo algunas cosillas, Tortugaboba. No es que lo haga mucho, pero si no programase alguna vez, publicaría tres o cuatro post seguidos el mismo día y estaría luego diez días sin escribir nada, porque mi curro es así de jodido. Se nota en que los programados aparecen con horas muy redondas -las 17'00, las 00'00...- y los demás aparecen justo en el momento en que los cuelgo -las 21'53 y cosas así-.
¿Cómo podéis reirle las gracias a un pederasta confeso?
Sinceramente, no lo entiendo. ¿No tenéis hijas, o hermanas?
Una niñas de 13 años a las que encima llama "putas".
Me avergüenzo profundamente de haber comprado algunos de sus libros.
Para empezar, esta visita fue años antes de la actual polémica. Es decir que, aunque tu planteamiento fuera cierto, resulta complicado ser adivino. Pero es que, sobre todo, el planteamiento no es veraz.
A mí me parece que el contenido y el tono de esas declaraciones de FSD en su libro es muy desafortunado y además en un tema muy sensible.
Pero eso no puede justificar que se deformen las cosas de esta manera.
¿Pederasta confeso?
La pederastia es el abuso sexual cometido con niños. Y es sencillamente falso que él haya confesado un hecho de este tipo.
En su blog: "Juro, además, por mi honor, y por si alguien lo considerase necesario, que nunca, en ningún lugar, fuera de los juegos de mi infancia, he tenido trato erótico de ningún tipo con personas menores de edad".
Hello
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